El gol, “ese milagro que se da poco”, que escribía Galeano, tenía que llegar. El Atlético lo necesitaba y, en los últimos partidos, lo ha llamado, lo ha acariciado, le ha susurrado cosas bonitas al oído y lo ha querido. Sin embargo, “el orgasmo del fútbol”, que también tecleó el mismo autor, tardó en llegar. Después de darse a la fuga en Leganés (0-0), de no prodigarse ante el Barcelona (1-1) y de irse de museos en Qarabag (0-0), apareció contra el Celta. En la primera mitad, Gameiro, que contaba su segundo partido como titular, aprovechó un desajuste defensivo para meter la pierna y mandar el balón a recostarse entre las mallas [narración y estadísticas: 0-1].



Ganó el Atlético, volvió a marcar y sumó tres puntos. Cumplió con lo que se le pedía y, de paso, alivió el dolor. Pero no brilló. Quizás no sean días para ello. Ya vendrán, pensará Simeone. Ahora mismo, tal y como está su equipo, sumar es suficiente, aunque lo haga sin belleza. Sólo así se explica lo ocurrido en Vigo, con el Celta comandando y los colchoneros resguardados en su campo. Con poco juego, pocas ocasiones, una grada vacía y un resultado que no atiende a lo visto. De hecho, mereció más el equipo de Unzué, pero qué más da, pensarán los rojiblancos. También ellos tenían que haber ganado en Roma, contra el Valencia…. Y no lo consiguieron. El deporte, al fin y al cabo, es injusto.



Y puede que lo fuera contra el Celta en Balaídos. Porque el Atlético, con Gameiro de nuevo en la alineación titular, no se encontró cómodo. El balón y las ocasiones, a grandes rasgos, fueron para los gallegos. La mayoría, de Iago Aspas, que lo intentó de todas las maneras: disparos lejanos, desde dentro del área o desde donde fuera. Incluso, con una falta que pegó en el palo, la oportunidad más clara del equipo de Unzué.



Pero, en realidad, todo eso da igual. “Nos falta contundencia”, reconocía Simeone tras el partido contra el Qarabag. Y así fue. Porque en Vigo, precisamente, lo que cambió la dinámica del Atlético fue la efectividad. Los colchoneros, que contaron con una mano de los dedos sus ocasiones en todo el partido, se adelantaron en un córner: la defensa falló en el despeje y Gameiro, en el área chica, aprovechó el despiste para alzar la pierna y meter el primer y único gol del partido.



Y, hecho lo más difícil –que en el caso del Atlético esta temporada es marcar–, el equipo de Simeone le cedió la pelota al Celta y se metió en su campo buscando aumentar la ventaja en una contra. Y, aunque a la postre le fue bien, le pudo haber salido mejor, porque Griezmann, en una contra, estuvo a punto de marcar el segundo. Y poco tiempo después, en un córner, pudo hacer lo propio, pero su remate de cabeza se marchó fuera.



En cualquier caso, el Atlético se llevó los tres puntos. Sí, sin demasiado brillo. Y sí, sin belleza. Pero qué más da. “Los resultados mandan”, confesaba Simeone en rueda de prensa antes de jugar contra el Barcelona. Y así es. Siempre ha sido más fácil crecer desde las victorias que desde las derrotas. Y ese es el objetivo del Atlético de aquí a Navidades: seguir progresando, sumar puntos y llegar lo mejor posicionado posible. Entonces llegarán VitoloCosta. Y quizás llegue el gol, “ese milagro que se da poco” y que a los colchoneros se les resiste.

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