Hace un año, recién llegado, Gameiro sonreía. Acababa de llegar a Madrid, se perfilaba como titular colchonero y, aunque todavía no había encontrado casa, como reconocía a este periódico, veía con optimismo su futuro. Tenía razones para hacerlo: el Atlético había confiado en él, lo había elegido y, obviamente, había pagado lo necesario para que llegara al Manzanares. Diego Costa se había quedado en Londres –a pesar de que era el favorito de Simeone– y, de pronto, se veía con opciones de luchar por todo: Champions, Liga y Copa. Incluso, con posibilidades de acompañar a Griezmann en el ataque rojiblanco y, de paso, dejarse ver en Francia con el objetivo de regresar a la selección. La vida, en fin, le iba bien. Ahora, la película ha cambiado. Marcó contra el Celta (0-1), sí, pero…



Toca volver al principio. A Gameiro, decimos, le fue bien. Llegó con el crédito de haber metido 29 goles en su última temporada en Sevilla y empezó bien con el Atlético. ¿El problema? Tras un buen comienzo y un proceso de adaptación corto –sobre todo, si se compara con el de otros jugadores (Gaitán, Vietto...)–, llegaron las lesiones, las salidas y entradas del once… Y, a pesar de todo eso, acabó con 16 tantos. Una cifra que distaba de aquella conseguida en el Pizjuán, pero que anticipaba, quizás, un futuro esperanzador. Hasta que terminó la temporada.



Gameiro, entonces, tuvo la opción de operarse del pubis, pero no lo hizo. Esperó a terminar las vacaciones y, al regresar, le dijo al club que iba a pasar por el quirófano. No estuvo con sus compañeros al comienzo de temporada y estuvo dos meses en el dique seco. ¿Y después? Ha regresado, aunque no está claro si con fecha de caducidad. Fue titular ante el Qarabag (0-0) y, de nuevo, entró en el once frente al Celta (0-1). Y marcó. Justo cuando más falta le hacía a su equipo, apareció. Aprovechó un mal despeje de la defensa celeste para alzar la pierna y anotar su primer tanto esta temporada.



El delantero francés ha regresado cuando peor lo estaba pasando su equipo. Después de perder contra el Chelsea (1-2) y empatar frente a Leganés (0-0), Barcelona (1-1) y Qarabag (0-0), el Atlético recuperó la senda de la victoria gracias a Gameiro. Sólo su gol, un chispazo en un mal partido, evitó otro disgusto (o empate) rojiblanco. Porque la realidad es que el Celta, durante largos tramos del partido, jugó mejor: mantuvo la posesión y dispuso de las ocasiones, aunque no consiguió marcar. Justo lo que sí hicieron los rojiblancos, que, esta vez sí –no como contra Valencia o Roma–, fueron contundentes, como pedía Simeone el pasado miércoles.



Hecho el gol contra el Celta, ahora Gameiro está ante el hándicap de ganarse un puesto de titular (o la permanencia en el Atlético) de aquí a Navidades. Es lo único que puede evitar su marcha, que se daba por hecha hace tan solo 15 días en el seno del club. Pero, claro, su tanto contra el Celta y su rendimiento en estos dos próximos meses pueden cambiar la película. Simeone no lo va a dejar marchar si consigue recuperar la forma. Sabe que tendrá a su disposición a Costa después de Navidades, pero también que el delantero francés, en racha, puede aportarle mucho a su equipo. Y eso es lo que tiene en la cabeza Kevin, que no da por cerrada su etapa como colchonero. Todo lo contrario. Quiere luchar por un puesto y ganarse el favor que perdió en verano, quiere convencer al Cholo.



¿Lo hará? Eso está por ver. Lo cierto es que el Atlético necesita gol antes de que lleguen los Reyes Magos y Gameiro se lo puede dar. A corto plazo, ambas partes están interesadas en cumplir con sus respectivos papeles, les beneficia mutuamente. Por eso mismo, el francés va a seguir siendo titular –mucho más si marca– y el Cholo está dispuesto a cambiar sus planes. Le fue bien en Balaídos y le puede ir bien en sus próximos partidos ante Elche, Villarreal y Qarabag. Bien lo sabe Gameiro, que sabe que tiene dos meses. Sólo dos. Suficiente para saber si la relación sigue hacia delante. 

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