Rubén Semedo apareció en verano en la ciudad deportiva del Villarreal. Llegó por 15 millones de euros procedente del Sporting de Lisboa –donde había jugado 31 partidos– con un gran cartel y buena planta. El central portugués, a priori, lo tenía todo para triunfar en la Liga: físico (mide 1’89), velocidad y condiciones para ejercer de defensa (anticipación y posicionamiento). La compra parecía una ganga. ¿El problema? En los reconocimientos médicos previos sólo se mide lo físico y jamás lo mental. De ahí que, a pesar de sus condiciones innatas, el defensa tan solo haya jugado cinco partidos. Y sí, también ha tenido lesiones. O eso es lo que recogen los partes de baja del ‘Submarino amarillo’.
Lo cierto es que Semedo, por unos u otros motivos, se ha visto involucrado en multitud de líos, y ninguno de ellos deportivo. El último, ocurrido este martes, cuando ha sido detenido en su domicilio por delitos de lesiones, detención ilegal y robo. El agredido acudió a una comisaría de Valencia para denunciar que había sido atado, golpeado y retenido por el jugador portugués y otros dos hombres en su chalé de Bétera.
El denunciante, según la información de Las Provincias, habría denunciado que fue inmovilizado y encerrado en una habitación, que los individuos que se encontraban con Semedo le habrían quitado las llaves de su casa y que dos de ellos entraron en el piso para robar dinero o apoderarse de algo. Por eso su detención a primera hora de la mañana, el posterior registro de su casa y su salida en el furgón de la Guardia Civil.
Pero, ya decimos, ese fue el último. Del primero se tuvo noticia el 27 de enero, cuando se encontraba en plena recuperación de su lesión, el jugador fue detenido por la Policía presuntamente por un delito de amenazas tras ser denunciado por amenazar con una pistola en un local de alterne a altas horas de la madrugada. Finalmente, fue puesto en libertad porque el arma no pudo ser localizada ni se pudo comprobar si era real, de fogueo o incluso simulada.
A las acusaciones del testigo, el jugador respondió con una publicación en Instagram en la que aparecía trabajando en el gimnasio con las siguientes palabras: “Que sigan inventando, que yo sigo recuperando”.
A pesar de que tras el incidente fue puesto en libertad, la Fiscalía pidió dos años de prisión para el futbolista por encañonar una pistola a un empleado de la discoteca a las 08:30 de la mañana. Según la denuncia, Semedo se habría negado a abandonar el local a la hora del cierre, pero no quiso y amenazó al denunciante colocándole una pistola en el cuello: “Ahora qué, llama a los de seguridad. Como llames a la Policía volveré a por ti”, le habría dicho el central. Entonces, teóricamente, también seguía con su recuperación.
A todo esto se sumó otra denuncia. Y, esta vez, también fue a altas horas de la madrugada. A las 07:00 de la mañana, Semedo le habría roto una botella a un joven en la cabeza. Según lo denunciado, el portugués le habría dicho a la persona que le acompañara a su coche para darle una camiseta del Villarreal. Entonces, en el párking, y antes de darle la elástica, le habría golpeado con la botella en la cabeza.
Tres denuncias en apenas unos meses en Villarreal. Muchos líos y poco fútbol. Condiciones de sobra para triunfar, pero escasas ‘luces’, que diría cualquier aficionado. Lo cierto es que el jugador ha sido detenido (otra vez). Goza de la presunción de inocencia y del apoyo del vestuario del Villarreal, pero también con la sospecha de todo Castellón.
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