China ha cerrado una sexta parte de sus campos de golf desde 2011 debido a la controversia con los vínculos de este deporte con las clases pudientes de la sociedad. El Partido Comunista chino siempre ha tenido una relación oscura con el golf: vender terreno para construir campos nunca dejó de verse como una manera de cerrar tratos de dudosa condición entre los políticos y las élites.
Aunque las autoridades del país asiático llevan intentando congelar la construcción de campos de golf desde 2004, no fue hasta 2011 cuando se lanzó un primer plan serio para reducir el número de instalaciones de este tipo. Sin embargo, la decisión que la Comisión Nacional de Desarrollo y Reformas ha anunciado este domingo es la que realmente otorga contundencia al boicot al golf: 111 de los 683 campos chinos serán cerrados.
La decisión se ha tomado por la ocupación ilegal de tierra cultivable o perteneciente a reservas naturales por parte de los recintos y por la extracción de agua subterránea en zonas prohibidas, entre otros motivos. Hasta 47 instalaciones que aún no estaban terminadas paralizarán su construcción.
Con campos de golf por todo el país excepto en el Tíbet, apenas una pequeña minoría de ciudadanos chinos pertenece a un club de golf debido a lo caro que es asociarse a uno. De hecho, a los 88 millones de miembros del Partido Comunista chino se les prohibió unirse a clubes de golf en 2015. Tuvo que ver con un escándalo de corrupción también relacionado con banquetes y entregas de regalos sospechosas.
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