Río de Janeiro

Río de Janeiro es una ciudad donde la palabra ‘malandro’ es muy utilizada. En español significa delincuente. En portugués la traducción es más ‘light’. Un malandro es alguien tan astuto que siempre intenta aprovecharse de las situaciones o de las personas. Esquivar la ‘malandragem’ en la ciudad olímpica podría ser considerado un deporte de ‘rua’ de calle. Sin reglas más allá de la supervivencia física o económica.

Caer en una trampa es mucho más fácil de lo que te puedes imaginar. No solo hay que tener cuidado de dónde te metes, sino también con quién te juntas, cuánto te cobran o quién tienes a tu lado. En todo momento. Sin ‘vacilar’, sin descuidos.

Estos son algunos de los consejos fundamentales para no caer en situaciones desagradables que puedes evitar:

Sin distracciones en el aeropuerto: Se está registrando un aumento considerable de robos en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro. A veces los ladrones actúan en pareja. Uno distrae a la víctima mientras otro pasa cerca del carrito y se lleva una mochila o maleta pequeña. Es común que cambien una por otra vacía para que la víctima tarde más tiempo en darse cuenta. Mientras, desaparecen con todo.

Los soldados del ejército brasileño patrullan en Río. Reuters

Lugares que deberías evitar

En general, donde hay aglomeraciones de gente se puede producir un problema con una facilidad asombrosa. No solo te pueden robar, eso podría ser lo menos importante. Donde hay tumultos y alcohol suele haber peleas. Te puedes ver implicado en un conflicto sin comerlo ni beberlo. Huye de las masas.



Otra cosa común entre los turistas que quieren ser aventureros en Río de Janeiro es adentrarse en favelas incluso sin conocerlas. No todas son peligrosas. En algunas puedes caminar tranquilamente, hablar con la gente, comer en los restaurantes e incluso vivir. Hay una gran diferencia entre unas y otras y no por estar pacificadas (tener una Unidad de Policía Pacificadora dentro) significa que no haya conflictos en el interior. La recomendación general: no ir solo y no ir sin información actualizada sobre la situación en el lugar.



El norte de Río de Janeiro es un mundo aparte. Tanto que los cariocas que viven allí bromean diciendo que no son de Río sino de Janeiro, como si fueran mundos separados. En realidad, se puede decir que lo son. Cuanto más lejos de la zona sur y Barra da Tijuca, menos extranjeros se encuentran. Es posible que les llames la atención. Si bien durante los Juegos Olímpicos, todos en la ciudad saben que tendrán que convivir con personas de otros países hasta en los lugares más insospechados.

Hay que tener especial cuidado en el centro de la ciudad. Algunos puntos son turísticos, como el barrio de Lapa, pero eso no significa que no sean peligrosos, especialmente por la noche. Puedes ir sin problema, pero si es posible mejor en taxi, en Uber y con amigos.



Evita adentrarte en los suburbios y si decides explorar más allá de las zonas turísticas, al menos busca la compañía adecuada. El consejo básico que nunca deberías olvidar: confía desconfiando. No creas todo lo que te dicen. En Río de Janeiro las apariencias engañan.

Cuidado con la bebida

En Río de Janeiro hay una sustancia llamada ‘boa noite Cinderela’ (buenas noches Cenicienta) que se coloca en la bebida para drogar a una persona y hacerle perder la conciencia antes de drogarla o violarla. El crimen en sí es conocido con el mismo nombre.

Poco se sabe de las sustancias que componen esta droga. Las víctimas suelen presentar restos de elementos químicos diversos. Ansiolíticos, antidepresivos y otras medicinas en grandes cantidades. Es incolora y no huele. Si descuidas un vaso en un bar y te la echan, no lo notarás, así que controla tu bebida siempre.



Ojo con los aparentemente drogados: es posible que encuentres a más de una persona aparentemente drogada o adormecida. Cuidado con esto. Puede parecer que son inofensivas pero es posible que si te descuidas metan la mano en tu bolso para robarte. Es un truco.

Vista general de la favela Rocinha. Bruno Kelly Reuters

Falsos guías

Si vas a hacer un tour por la ciudad y, sobre todo, si piensas adentrarte en la selva (mata Atlántica) para hacer una ‘trilha’, una ruta de senderismo, asegúrate con quien vas. Busca guías acreditados, empresas con una determinada trayectoria ya sea física o digital y revisa las opiniones de la gente. En la calle te ofrecerán mil cosas y condiciones. No todos son de fiar. Al contrario. Podrías acabar en una cima preciosa pero sin nada de lo que llevaste.

Esconde el teléfono y otros aparatos electrónicos. Salvo que conozcas bien la zona y tengas la seguridad de que es más o menos tranquila, evita usar tu smartphone mientras caminas por la calle. Tampoco exhibas tu cámara de fotos y otros aparatos electrónicos que llamen la atención. En algunos barrios puedes tener más tranquilidad pero ante la duda, mejor en el bolso. Sácalo solo en lugares cerrados como bares, restaurantes, hoteles… o cuando estés acompañado por gente local. Ellos te orientarán.

Taxistas deshonestos. En Río de Janeiro hay una guerra declarada entre los taxis regulados y aplicaciones como Uber o Cabify, especialmente la primera. La gente está cansada de los trucos  de los conductores que dan vueltas y vueltas para llegar a un destino.

La recomendación básica es usar aplicaciones móviles. De esa forma sabrás el nombre del conductor, el número de la matrícula e incluso el precio estimado de lo que te costará la corrida. Si llegas a tu destino y el taxista pretende cobrarte más, no lo dudes: dile que la aplicación te mostraba otro precio y trata de negociar. Hay aplicaciones como EasyTaxi o 99taxis que funcionan muy bien.

Últimamente lo más popular es utilizar Uber. No solo los jóvenes lo usan, también las personas mayores. Está muy profesionalizado y ahorras bastante. Te reciben con caramelos y agua y si lo necesitas te ayudan con las maletas sin reclamar. ¡Una maravilla!

En el aeropuerto, evita coger un taxi de cooperativa. Hay varios puestos de empresas que se te tirarán al cuello casi literalmente. Te ofrecerán un precio cerrado por llevarte a tu destino. Siempre será mucho más caro que coger un Uber o un taxi normal (los llaman ‘amarelinhos’) a través de una aplicación. También hay un autobús que te deja en varias zonas turísticas como Copacabana, Ipanema y Leblon. Se llama Executivo (empresa Real Auto Ônibus), es azul y para enfrente de la salida del aeropuerto internacional. Es muy cómodo y seguro y no llega a los 15 reales (4 euros).

Alquiler. Si hay algo difícil en el Río de Janeiro olímpico es alquilar una habitación decente a un precio justo, por muy de temporada alta que sea. El comité organizador tiene un acuerdo con Airbnb y encamina a los turistas a alquilar en esta web porque no hay plazas hoteleras suficientes. El problema es que muchos de los dueños no están acostumbrados a compartir su casa y mucho menos con extranjeros.

Debes revisar al detalle los anuncios y pensar mucho antes de alquilar. La gente está saliendo de sus casas para alquilarlas completas pero también ponen a disposición habitaciones de todo tipo (las de la empleada doméstica, que son despensas en realidad, son las más comunes) y salones. A veces no dejan claro que es un sofá lo que están alquilando. Si caes en la trampa no te devolverán el dinero salvo que demandes a la empresa. Negociar con un propietario carioca no es nada sencillo…

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