Puede que usted tenga un hijo de 19 años que está estudiando Periodismo y al que le entusiasma el deporte. Quizá algún familiar cercano o alguno de los amigos de su retoño tenga esas mismas inquietudes. Y, si el lector es periodista, seguro que habrá conocido a unos cuantos becarios de esa edad en su correspondiente redacción y sección de Deportes. No obstante, es probable que ninguno de los ejemplos que se le vengan a la cabeza pueda equipararse al de David Hock.
Este joven alemán puede tener la misma ilusión y pasión por el oficio que cualquier otro aprendiz de periodista. Incluso puede que su forma de escribir no diste mucho de la del resto de chicos de su edad. Aun así, hay algo que diferencia a Hock de la mayoría. Sus historias son redactadas a golpe de tecla, sí, pero con los pies. Porque David nació sin brazo izquierdo y apenas con tres dedos de la mano en el derecho, heredando esa enfermedad congénita de su padre.
Aun así, ninguna discapacidad debería frenar a una persona para alcanzar sus sueños. No lo hizo con los de Hock padre, hoy un reconocido pedagogo y psicoterapeuta. Tampoco con los de los deportistas que compiten en los Juegos Paralímpicos de Río, que concluyeron este domingo. Ellos ejemplifican la superación al más alto nivel, y ése era el escenario perfecto para alguien como Hock hijo: jugador de fútbol, triatleta y atleta ocasional, aficionado a tocar el sintetizador... y enviado especial a los Juegos como periodista del Paralympic Zeitung.
Se trata de un suplemento del diario germano Der Tagesspiegel, partícipe de un proyecto de periodismo inclusivo para el que nuestro protagonista fue seleccionado entre más de 265 candidatos junto a otros nueve jóvenes alemanes. En esta aventura, también le han acompañado 10 ingleses y dos brasileños.
Todos ellos han contado los Juegos como si ya fuesen informadores profesionales, siguiendo en directo las diversas pruebas, hablando con los protagonistas y, en definitiva, buscando la noticia. David ha ido dejando pinceladas de esta gran oportunidad periodística en su perfil de Instagram.
No ha sido su primera experiencia como redactor (escribió en el periódico de su colegio, donde fue editor, y colabora hasta con tres publicaciones alemanas), pero sí la más especial. Después de ver un documental sobre tres atletas paralímpicos y su preparación para Londres 2012, también de hablar con sus realizadores, decidió que quería asistir a la edición paralímpica de Río. Y lo consiguió. Además, como benjamín de la expedición de jóvenes periodistas que le ha dado la oportunidad de hacer realidad su sueño.
A David le tocó escribir sobre todo de natación, su deporte favorito. El destino quiso que, de alguna manera, él también ganase un oro en Brasil. Asistió al Estadio Acuático el día en el que el nadador brasileño Daniel Dias ganó su primer metal dorado (de un total de cuatro) en la piscina. Y no sólo eso, sino que Hock tuvo la suerte de hablar con el campeón tras la prueba y de hacerse una foto con él. También de escribir su primer artículo de estos Juegos, hablando sobre las posibilidades de Dias de convertirse en el mejor deportista paralímpico de todos los tiempos.
El joven alemán también cubrió otros deportes, como el atletismo (que le recordaría a su hermana, ya que ella es atleta) y el baloncesto en silla de ruedas. Además, charló con algunos de los representantes más destacados de su país en los Paralímpicos, como el paratriatleta Martin Schulz. Sin embargo, su gran victoria la consiguió cada vez que tuvo que sentarse a escribir uno de sus textos. La mecánica fue la misma día tras día de competición: colocar su ordenador portátil, su teclado inalámbrico y su ratón cuadrado debajo de la mesa, quitarse los zapatos y empezar a teclear con los pies.
La sorpresa que causó la escena a los compañeros de David durante las primeras jornadas de trabajo acabó convirtiéndose en admiración. “Siempre dije que mis pies son como mis manos. Y apenas me quito los zapatos, puedo hacer lo mismo que hace el resto”, contó al portal oficial de Río 2016. La propia web de los Juegos llegó a comparar su habilidad al teclado con la del tenista de mesa egipcio Ibrahim Habadtou. También sin brazos, emplea sus pies para lanzar la pelota y su boca para sacar y sujetar la pala.
Seguro que Hock está más que agradecido por la comparación, maravillado sobremanera por todas las experiencias vividas al contar los Juegos Paralímpicos desde dentro. “Estoy disfrutando mucho. No soy el único que tiene una discapacidad aquí. Me siento como si ésta me hiciera parte de este evento con tantas personas con diferentes discapacidades”, reconoció hace unos días.
Hasta ha tenido tiempo para aprender algo de portugués. David, como buen periodista, sabe lo mucho que duelen las respuestas ambiguas, y por eso no duda en nombrar su palabra favorita en este idioma: 'Canudo', cuyo significado es 'pajita', fundamental para él a la hora de beber agua o cualquier refresco. Al fin y al cabo, continúa siendo un chaval de 19 años. Uno que, siempre con la sonrisa a cuestas, acabará llegando lejos en la vida y en la profesión.