"Todo lo veía negro. Me veía con 31 años sin moto, había la opción de Petronas, pero no me apetecía porque ya había estado en el equipo oficial Yamaha, eso para mí era como un salto para abajo. Estaba con una pequeña depresión, muy triste. No veía salida".
Con esas palabras recuerda Jorge Lorenzo su paso por Ducati, en el momento en el que buscaba una salida del equipo italiano en 2018 y no encontraba alternativa para el año siguiente. Todo cambió cuando recibió la llamada de Alberto Puig y Repsol Honda.