Abres los ojos y miras el reloj. ¡Puf, otra vez! Buscas el dorsal, la camiseta y los pantalones. Te pones la ropa, te atas las zapatillas y te miras al espejo. Pero no vas al trabajo; vas a correr 42,195 kilómetros. Así un día y otro, sin parar ni mirar atrás, hasta superar el año haciendo lo mismo. ¿Sencillo? Para nada. Y si no lo creen, pregúntenle a Ben Smith, un aficionado al running que el pasado miércoles completó el desafío de correr 401 maratones en 401 días. Una barbaridad. Quizás, incluso, una locura. Quién sabe. La realidad es que él ha conseguido superar este reto buscando fondos para luchar contra el acoso escolar. Precisamente, aquello que casi lo lleva al suicidio durante alguna etapa de su vida…
El final de su historia se resume en cifras. Ben Smith, en 401 días, ha quemado 2.528.500 calorías, ha recaudado 320.000 dólares para luchar contra el acoso escolar, ha recorrido 16.908 kilómetros (la distancia que hay entre Londres y Sídney), ha visitado 309 ciudades en el Reino Unido, ha dado 101 charlas en colegios y ha conocido a 9.485 personas durante su aventura. Lo dicho, una barbaridad. Pero esto son sólo los números que completan su aventura. El relato de su vida, sin embargo, casi capitula por el camino. Goza de final feliz, pero no de un trasiego firme.
Ben Smith se considera “una persona normal”. O, al menos, así lo ha escrito en su web. Sin embargo, hubo un tiempo en el que tuvo muchos problemas. Quizás demasiados e inevitables, pero fruto del devenir de su vida. Su padre, militar, lo mandó a un internado a los 10 años. Y él, un chico tímido e introvertido, se hundió entre aquellas cuatro paredes. Sufrió acoso escolar y se encontró solo. Se volvió inseguro y dejó de relacionarse con sus compañeros. Pero su peor momento lo pasó a los 18 años, cuando casi se quita la vida. Sufría depresión y, como confiesa en su página web, estuvo a punto de suicidarse.
Por suerte, salió de aquella situación e ingresó en la Universidad. Pero, de nuevo, volvió a caer en la depresión. No consiguió hacer amigos y vio cómo todos iban a por él. De nuevo, se tragó todo aquello y se hundió totalmente. Pero, llegado ese momento, decidió que quería cambiar su vida. “Tras pasarme muchos años haciendo lo que los demás querían, decidí tomar las riendas de mi propia vida”, confiesa en su web. Y eso, precisamente, es lo que hizo.
A sus 31 años, Ben Smith se declaró homosexual. Decidió que para ser feliz tenía que abrirse. Y eso hizo. Desde entonces, se encuentra mucho mejor. Es, como dice, “una persona normal”. Y no sólo eso, sino que ha dejado de encerrarse en sí mismo. Tanto es así que, inconscientemente, fue dando forma al reto que completó el pasado miércoles en Reino Unido. Comenzó a correr y a hacer ejercicio, acumuló kilómetros y se decidió. Y esto, finalmente, le ha cambiado la vida.
401 COMO OBJETIVO
Ben se puso unas zapatillas de correr por primera vez en 2012. Salió un rato, luego otro poquito y fue ampliando la distancia. Se apuntó primero a una carrera de 10 kilómetros, después hizo una media y acabó completando con éxito una maratón. Y, una vez enganchado, ya no supo cómo desengancharse de la ‘droga’ que le había permitido acabar con todos sus fantasmas pretéritos. Y tampoco quiso. Una vez introducido en el mundo del running, el británico no paró de ponerse retos por delante.
Su idea de correr 401 maratones en 401 días llegó hace dos años. Ya había acumulado suficientes kilómetros como para sentirse capacitado y se lanzó al precipicio. Buscó patrocinadores, planeó su ruta -toda por Reino Unido- y estableció sus objetivos: recaudar dinero para luchar contra el acoso y dar charlas por los colegios contando su experiencia. Todo, obviamente, buscando que su historia, la de un niño que quiso suicidarse por bullying, no vuelva a repetirse. Y el pasado miércoles cumplió su objetivo. Rendido y derrotado, pero contento.
Ahora, y tras más de un año de esfuerzo, Ben Smith necesitará desengancharse antes de volver a su casa de Bristol (Inglaterra). En un primer periodo, tendrá que correr una media maratón cada día, después hará carreras de 10 kilómetros y, por último, de cinco. Todo hasta volver a ser una persona “normal”. En realidad, lo que ha sido siempre. Con sus problemas, sí, como todos. Pero, ahora, por fin, contento con su vida. Ya lo decía Ali: “Aquel que no es lo suficientemente valiente como para tomar riesgos, no logrará nada en la vida”.