El gorro de Papá Noel preparado en la mesita, el dorsal, la camiseta, las mallas, los pantalones y las zapatillas. Estos días, en miles de casas, el ritual se mantiene inalterable. Cada año, por estas fechas, toca seguir la costumbre a rajatabla para correr la San Silvestre, la vallecana u otra, da igual. En España, según las estadísticas, hay más de 200 carreras organizadas en estas fechas, muchas de ellas oficiales y otras entre amigos. Pero, la mayoría tienen fecha fijada (31 de diciembre) y un recorrido definido a través de la ciudad. Sin embargo, también hay otras alternativas, como la llevada a cabo por el Club Corredores, que, por tercer año consecutivo, celebra su particular San Silvestre. Esta vez, el día 24 y en el circuito del Jarama.



Aitor Retolaza, presidente del Club Corredores y fundador del evento, es el impulsor de esta particular San Silvestre. “Hablé con uno de mis mejores amigos, que es socio del circuito del Jarama -y cuyo padre fue a su vez consejero-, y mantuvimos una reunión con el director. A nosotros nos parecía una buena idea y entonces lo llevamos a cabo. Realmente, lo que queríamos era dar una alternativa diurna a la tradicional carrera vallecana, que se hace por la tarde, y que fuera diferente”, explica en conversación con EL ESPAÑOL.



Tras aquella reunión, y con la idea de secundar a la San Silvestre vallecana, la carrera celebró su primera edición, como marca la tradición, un día 31 de hace dos años. A ella se apuntaron 750 personas (600 adultos, 100 niños y 40 discapacitados), pero le costó arrancar. Al segundo año, las inscripciones crecieron, pero muy lentamente. “Luchábamos contra un gigante y el proceso era muy largo y costoso”, reconoce Aitor. Y de ahí que contemplaran un cambio de fecha para este año. Y así ha sido. Este próximo domingo, día 24, se darán cita en el Jarama algo más de 1.500 personas, lo que supone un incremento de casi el 60% respecto a su última edición.

Cartel de la San Silvestre del Jarama.



Entre las particularidades de esta San Silvestre, el poder correr por un circuito en las distancias de 10 y 5 kilómetros, pero también por la zona de boxes y el pit lane. “Queríamos tener una carrera en la que no hubiera cortes, ni polución, sin horarios, en la que pudieran correr niños y discapacitados, en la que hubiera guardería donde dejar a los niños y una cafetería”, explica Aitor. ¿El problema? Como siempre, buscar patrocinadores.



La San Silvestre del Jarama es privada y, como tal, no cuenta con apoyo público, de ahí que su mayor problema sea la financiación. “Actualmente, todo el dinero lo conseguimos a través de las inscripciones (de 9 a 15 euros, desde octubre a diciembre, cuando se ha cerrado el plazo)”. Pero, a pesar de esos problemas, los corredores recibirán una camiseta -este año rosa- del evento, podrán medir sus parciales y recibir masajes después de la carrera, además de alguna que otra sorpresa.



Así, este sábado, antes de empezar con el empacho permanente que ofrecen las Navidades, comienza una nueva tradición. De momento, con tan solo tres años de vida, pero con visos de mantenerse durante mucho tiempo. El 24, un total de 1.500 personas se colocarán las zapatillas, buscarán un gorro de Papá Noel que ponerse en la cabeza y echarán a correr. Y, con suerte, incluso recibirán el premio al mejor disfraz. Y, a partir de ahí, a comerse vallecas.

Corredores durante la edición del año pasado.

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