A una semana del arranque de los Mundiales de Londres, el relevo español de 4x400m figuraba en el puesto número 18 de la lista de mejores marcas de la temporada. Solo 16 equipos —ocho a través del Campeonato del Mundo de relevos y los ocho restantes mediante ránking— podrían competir en el Estadio Olímpico de la capital británica. Fue justo en ese momento, antes de subirse al avión, cuando la delegación nacional recibió la noticia: dos países renunciaban a inscribirse y uno de los huecos era para el cuarteto español.
Un mes y unos días antes, a finales de junio, Óscar Husillos, Lucas Búa, Darwin Echeverry y Samuel García conseguían un resultado sorprendente en el 4x400m del Campeonato de Europa de Naciones que se celebraba en Lille: corriendo en la serie B, no solo ganaron su carrera, sino también a las otras selecciones, supuestamente más rápidas, encuadradas en la final A. Era el primer aviso de que estaban predestinados a hacer algo grande, como les gusta repetir.
Ya con el billete sacado para Londres, había un objetivo, batir la plusmarca nacional —3m01.42s, en poder de Iván Rodríguez, David Canal, Antonio Andrés y Antonio Reina desde Edmonton 2001—, y un sueño, meterse en la final, entre los ocho mejores del mundo. Pero antes, tres de ellos, Husillos, Búa y García, también competirían en la prueba individual de la vuelta a la pista con suerte dispar. Mientras el primero rompía su mejor marca personal en dos ocasiones —45.22s en las eliminatorias y 45.16s en las semifinales—, los otros dos no se marchaban tan satisfechos con su papel en las series: Búa, 46.00s, y Samu, aquejado de problemas estomacales durante todo el Mundial, 46.37s.
En la mañana del sábado, penúltima jornada de competición, con 55.000 personas que cantan y mueven los brazos al compás de Sweet Caroline desde las 10, y después de ver en acción a Bolt por penúltima vez, es el turno de los cuatrocentistas españoles. A medida que han ido cayendo eliminados en los 400 metros, todos repiten el mismo discurso: "Ahora a recuperar fuerzas. Nos queda todavía el gran objetivo, el relevo 4x400m". Con Lucas y Samu "mosqueados" después de quedarse lejos de sus registros en la prueba individual, con Óscar galopando tan bien como en el resto del campeonato, y con las piernas de Darwin frescas, España gana su serie en 3m01.72s y se mete en la final, algo que no sucedía desde París 2003. El sueño está cumplido, resta ahora el objetivo.
Los 4 fantásticos del cuatro
Husillos, palentino de 24 años; Búa, toledano de 23; Echeverry, canario nacido en Colombia de 21; y García, tinerfeño de 25, son los 4 fantásticos del cuatro, la luz rejuvenecedora de un atletismo español que deambula en Londres por ciénagas desconocidas, con sólo dos finalistas y ningún metal que reluzca en el medallero. Son chavales humildes que se vacían en cada entrenamiento, cercanos y desconocidos para el gran público, pero que explotan en equipo sobre el tartán del Estadio Olímpico.
A Óscar Husillos le llaman el rayo de Astudillo, un pueblo de apenas 1.000 habitantes. Portero de fútbol hasta los 15 años y velocista de 200m hasta esta pista cubierta, donde pulverizó el récord de España indoor (45.92s), el palentino, que siempre corre con manguitos en los brazos y gafas de sol, es un apasionado del atletismo: le encanta hablar de marcas y de rivales, se lo conoce absolutamente todo. En su historial figuran los títulos de campeón nacional de 200m bajo techo y aire libre, así como los de 400m, logrados por primera vez esta temporada.
Como Husillos, Lucas Búa, durante el grueso de la temporada, también defiende la camiseta del FC Barcelona. Dominador en categorías menores impulsado por su correr robótico, pegó el salto de calidad el año pasado, cuando firmó el doblete en la vuelta a la pista tanto al aire libre como en pista cubierta en el campeonato de España.
Este año logró la mínima para asistir al Mundial (45.50s) de Londres en la altitud de Sierra Nevada, instalación en la que su compañero Samuel García, tinerfeño y el más experimentado a nivel internacional del cuarteto —posee seis oros en campeonatos nacionales—, corpulento y con zancada poderosa, voló parando el crono en 45.00s, a tan sólo cuatro centésimas del récord de España de Cayetano Cornet (44.96s). Echeverry, nacido en Valle del Cauca (Cali), de sangre canaria y que entrena en el CAR de Madrid, es el benjamín que ya ha quedado octavo de Europa sub23.
Los cuatro son sintonía, un grupo compacto, un equipo homogéneo en el que no hay grandes diferencias en los registros, donde, como dice Samuel, el palo nunca se para. Son la alegría y la esperanza del atletismo español, el presente y el futuro. Con la final del relevo 4x400m (22:15 hora española del domingo) para disfrutar, para aprender, pero por supuesto para morder, Husillos, Búa, García y Samuel, los 4 fantásticos del cuatro, atletas tan locales, se arreglan para guerrear en la competición más global rodeados de estadounidenses, británicos, trinitenses, cubanos, etcétera. Tal vez aún no sean conscientes, pero ya pertenecen a la élite.