Reconozco que aún sigo emocionado. El cariñoso abrazo que Garbiñe me ha dado en los pasillos de la Philippe Chatrier tras su victoria lo recordaré siempre. Ya he vivido muchos momentos especiales en Roland Garros, pero lo de hoy ha sido muy especial. ¡Quién me lo iba a decir cuando me convertí en el primer español que ganó en París en 1961! Se cumplen ahora 55 años de aquel partido que le gané al italiano Pietrangeli y por aquel entonces en España casi no sabían si la pelota de tenis era redonda o era cuadrada.

Garbiñe Muguruza, en la pista de Roland Garros.

Garbiñe Muguruza, en la pista de Roland Garros. Gonzalo Fuentes Reuters


Desde hace muchísimos años mantengo la costumbre de venir a Roland Garros para vivir las finales y eso me ha permitido ver cómo el tenis español ha crecido de una manera impresionante. Desde mi segunda victoria hasta que ganó Gimeno pasaron ocho años, pero es que luego hubo que esperar otros 17 hasta que lo hizo Arantxa. Y desde entonces llevamos 18 Roland Garros, ¡18!


El tenis femenino español está viviendo un momento de esplendor extraordinario, que ojalá perdure muchísimos años. Los innumerables éxitos de Garbiñe y Carla, complementados con los tres títulos que llevan este año Anabel Medina y Arantxa Parra generan un panorama más que ilusionante. Creo sinceramente que ha llegado en el momento de pensar no solo en las medallas de los Juegos Olímpicos, sino en un nuevo título en la Copa Federación.


Creo que Conchita logrará convencer a todas para que ese proyecto sea una realidad y que pronto estemos luchando por títulos individuales, pero también por colectivos. Ojalá que llegue también una nueva Copa Davis, pero creo que está más cerca una posible Copa Federación.


Este crecimiento de la pasión por el tenis femenino lo vengo notando desde hace ya un tiempo en la Caja Mágica donde Garbiñe y Carla han sido capaces de congregar a miles de personas en sus partidos del Mutua Madrid Open. Ojalá que el año que viene alguna de las dos también consiga ganar en Madrid. Sería un sueño hecho realidad.


No engaño, reconozco que echo mucho de menos a Rafa Nadal y que mañana se me hará raro vivir una final sin su presencia. Ojalá que se recupere muy pronto y que podamos ver en Wimbledon y en los Juegos Olímpicos. Le he visto trabajar mucho y muy bien en estos últimos meses y creo que la lesión ha llegado en un momento horrible, ya que tenía la sensación de que podría haber ganado su décimo Roland Garros.


Espero que podamos disfrutar de una gran final entre Djokovic y Murray, dos campeones que ya nos han demostrado en Madrid y en Roma que están a un gran nivel. Pero ahora es momento para disfrutar de Garbiñe y de su éxito, del que tanto nos alegramos. Creo que es solo el primero de los muchos torneos del Grand Slam que llegarán en el futuro. Garbiñe está llamada a marcar una época. Y nosotros aquí para disfrutar con ella.