Sin saberlo, Enrique Iglesias tiñó la noche de color latino. Con sus dos últimas grandes canciones (Bailando y Súbeme la radio) sonando a todo volumen en los altavoces y pantallas de la pista central del torneo de Miami, la grada vio a Rafael Nadal llegar a las semifinales del segundo Masters 1000 de la temporada (6-2 y 6-3 a Jack Sock) tras jugar su mejor partido desde que arrancó la competición hace casi una semana. El mallorquín, que tendrá un día de descanso antes de buscar el próximo viernes la final contra Fabio Fognini (6-4 y 6-2 al japonés Nishikori), se fue a dormir tranquilo, sabiendo que había dado el paso adelante que buscaba y listo para asaltar las semifinales.
“Era un partido que me exigía un cambio, jugar mejor de lo que lo había hecho hasta ahora”, explicó Nadal tras la victoria, cerca de la medianoche en Miami. “Creía que estaba preparado para hacerlo porque había entrenado bien y así ha sido. Era un partido importante y he conseguido dar más de lo que estaba dando”, insistió el balear, que se garantizó salir como número cinco del torneo, que podría ser cuatro en función de lo que haga Roger Federer. “He jugado valiente, a lo que tenía que jugar. No ha habido puntos muy largos, pero yo he jugado agresivo, no he buscado esos intercambios largos. Salí con la idea de atacar para que no me dominase y ha funcionado bien”.
Con Nadal jugando por primera vez este año en la sesión nocturna del torneo, el público (distinto al de la jornada diurna) pidió emociones fuertes y lo máximo que se encontró fue con una revolución sofocada por el balear. La explosiva derecha de Sock, violenta como pocas, dinamitó el arranque del segundo parcial. Durante un cuarto de hora, el estadounidense desarboló a Nadal a martillazos, de bomba en bomba, pegando un obús tras otro. Sock, que pagó sus fallos perdiendo el primer set, tuvo 2-0 y cuatro pelotas para 3-0 y saque en el comienzo del segundo, una de ellas con una volea que cualquier otro día habría metido con una venda en los ojos. Nadal salvó las cuatro como pudo, mantuvo su servicio y le hizo papilla la cabeza: en un santiamén, el balear encadenó un 5-0 de parcial (de 0-2 a 5-2, con doble break) para celebrar el pase a semifinales.
“La doble decepción que puede haber tenido él en ocho minutos ha hecho un cambio drástico en el partido”, analizó Nadal sobre ese momento clave del cruce, que defendió con entereza. “Ha sido un poco de todo, de jugar bien y también de suerte. Ha tenido una volea de revés que más o menos era cómoda para colocarse con doble break y la ha fallado”, recordó. “Mentalmente he estado bien, dándole a ese juego el valor real que tenía. El set estaba muy lejos si se colocaba 3-0 y saque, pero con 2-1 faltaba mucho por delante y lo normal era tener alguna opción", radiografió. "Y es lo que ha ocurrido. Estoy feliz porque era el partido más complicado al que me he enfrentado en el torneo”.
Nadal dijo la verdad. Sock ha ganado dos títulos esta temporada (Auckland y Delray Beach) y ha llegado a sus primeras semifinales de Masters 1000 (en Indian Wells, hace unos días). El próximo lunes, y como premio a su imponente arranque de curso, estrenará el mejor ranking de su carrera (15 mundial) y se afianzará como primer jugador estadounidense (por delante de John Isner, al que superó hace un tiempo), con todo lo que eso significa por el peso histórico de la bandera americana. Con 24 años, solo el austríaco Thiem es más joven que él (23 años y cinco meses) en ese top-15 del que formará parte tras los primeros tres meses del calendario.
Consciente del buen momento de su contrario, que en los dos precedentes siempre le había arrancado un set (Roland Garros y Pekín 2015), Nadal salió a morder desde el inicio. El mallorquín hizo de entrada lo más difícil (romper el saque de Sock y distanciarse en el marcador, mandando 3-0 en 12 minutos) y cumplió con su idea de mover al estadounidense para obligarle a pegar con los pies en el aire, negándole su zona de confort. Del Sock parado al Sock en carrera hubo un universo de distancia, pero el español no se conformó con eso: Nadal pasó al ataque en lugar de agazaparse, endurecer los peloteos y esperar que su rival se descompusiese en mil fallos.
El campeón de 14 grandes está ahora en la posición que quería para soñar con su primer título en Miami: contra Sock, su bola viajó con una fuerza vibrante, lo que significa que ha elevado el nivel, tiene a Fognini en semifinales (7-3 domina el cara a cara) cuando la lógica del raking decía que ahí le esperaría Kei Nishikori, y la copa de campeón que se le ha escapado cuatro veces (2005, 2008, 2011 y 2014) está hoy a solo dos victorias. Peligro.
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