De rodillas sobre la pista central del torneo de Toronto, Rafael Nadal celebró una victoria que quizás no esperaba. El domingo, el español derrotó a Stefanos Tsitsipas para llegar a los 80 títulos en su carrera (33 Masters 1000) dejando atrás una semana que le vio firmar una evolución espectacular: el número uno comenzó jugando mal en Canadá, no alcanzó nunca su mejor versión y levantó el trofeo sin brillantez, pero suplió la falta de nivel con pasión, garra y espíritu competitivo, tres cualidades que no le han abandonado jamás, para reinar en la primera gran cita de la gira estadounidense de verano.
“Mi espíritu competitivo ha sido muy alto”, dijo el número uno del mundo. “Mi nivel de tenis no ha sido tan alto durante toda la semana, pero he encontrado la manera y en los momentos importantes he jugado con la determinación adecuada”, prosiguió. “Sufriendo, sin estar a veces bien, he conseguido ganar un titulo muy importante para mí”, continuó. “Siempre digo lo mismo: ganar cuando estás jugando bien es fantástico, pero es más fácil. Así que ser capaz de lograr muchas victorias cuando no estás jugando tan bien marca la diferencia, especialmente en torneos grandes. Por eso, este triunfo tiene un valor más especial para mí que otros”.
“En Toronto no ha jugado como creemos que puede jugar”, reconoció a este periódico Francis Roig, uno de los entrenadores del tenista. “Ha competido fantásticamente sin jugar bien, pero no ha tenido esa cualidad por la que está destacando este año: en 2018, Rafa tiene mucho control de sus tiros, la pone donde quiere y zarandea al rival jugando agresivo”, prosiguió el técnico catalán. “Le habría gustado dominar un poco más, pero no sentía demasiado bien la pelota. Lo positivo es que ha ganado el torneo y eso demuestra la grandeza que tiene”, añadió. “Sin poder hacer su juego al 100% se ha llevado buenos partidos y finalmente el trofeo”
Nadal llegó a Toronto el jueves 2 de agosto tras 10 días de vacaciones y tres jornadas de preparación en Manacor. Con pocos entrenamientos encima, el mallorquín apuró las horas antes de debutar en Canadá exprimiéndose en la pista, pero lógicamente eso no fue suficiente para alcanzar el estado de forma que perseguía. Así, el número uno fue avanzando a tirones, derrotando a los rivales que se le pusieron por delante sin hacer grandes cosas, hasta que Marin Cilic le obligó en los cuartos a dar un paso al frente que le sirvió para encarar de otra manera los dos últimos encuentros en el torneo.
“Probablemente, en la final he jugado el mejor partido de todo el torneo”, reconoció el balear tras vencer a Tsitsipas en el cruce decisivo. “Es cierto que he ido mejorando desde el principio. El segundo set contra Khachanov lo jugué mucho mejor y contra Cilic en el tercero también estuve muy bien”, repasó Nadal. "Ha sido un proceso completamente normal que afortunadamente ha terminado de forma exitosa”.
Con el objetivo de llegar bien preparado al próximo Abierto de los Estados Unidos, dándole oxígeno a su cuerpo, Nadal decidió horas después de ganar la final de Toronto renunciar a jugar en Cincinnati. En sus pensamientos también hay otra meta: asaltar Nueva York jugando al 100% de sus posibilidades.