La intervención que los doctores Ángel Ruiz Cotorro y Jaume Vilaró le realizaron el lunes a Rafael Nadal en Barcelona duró algo menos de 40 minutos. El tenista, que recibió anestesia local, se enfrentó a una artroscopia en su tobillo derecho para extraer un cuerpo libre intraarticular que se le había desprendido de la articulación y salió del quirófano después de superar con éxito una operación que se planeó esa misma mañana sobre la marcha.
“Había dado algunas señales de alarma”, explicó el doctor Cotorro a este periódico. “Teníamos el caso bastante estudiado, pero volvimos a ver las imágenes y habían variado un poco porque aparecía un cuerpo libre desprendido y corriendo por el tobillo”, añadió el médico, responsable de la Clínica Mapfre del Tenis. “Es un pequeño trozo que está en la articulación, que se ha soltado y crea problemas como pinzamientos, inflamaciones o incluso bloqueos”, detalló. “Llevábamos un tiempo con este tema y hemos decidido quitarlo para que no sea un problema en mitad de año”.
Nadal sintió cómo el tobillo se le bloqueaba ocasionalmente en su vuelta a los entrenamientos para intentar reaparecer en el Masters 1000 de París-Bercy tras retirarse de las semifinales del Abierto de los Estados Unidos por una lesión en el tendón rotuliano de la rodilla derecha. Después de revisarlo en la consulta de Cotorro, el mallorquín se marchó a Francia con la intención de jugar el torneo, pero una lesión en el músculo oblicuo interno abdominal le impidió debutar ante Fernando Verdasco, le cerró las puertas de la Copa de Maestros de Londres y le citó de nuevo con el médico en Barcelona para ver si la semana de entrenos en París había tenido algún efecto distinto en el tobillo.
Lo que los doctores apreciaron en las imágenes extraídas de las últimas pruebas que le realizaron al jugador fue un hueso flotando dentro del liquido articular. Así, y después de analizar y valorar detenidamente los plazos y el tiempo de rehabilitación, llegaron a la conclusión de que una intervención mediante artroscopia para extraer ese fragmento de cartílago les ahorraría enfrentarse a un problema mayor durante 2019, quizás en mitad de la temporada, y que hacerlo en noviembre aprovechando la baja forzada por la lesión en el oblicuo interno supondría un movimiento inteligente.
“Ahora tiene por delante un proceso de recuperación progresivo”, aseguró Cotorro. “Va a estar 48 horas muy tranquilo, a ver cómo evoluciona, y luego empezará a mover el tobillo y a trabajar mucho en la piscina. Cuando haya transcurrido un período más largo empezará con cargas y apoyos. Iremos a la velocidad adecuada dentro de lo que nos permita el sentido común. Sin prisa, pero sin pausa”, continuó el doctor. “Creo que llegaremos a la nueva temporada si todo va según lo previsto. Tenemos la convicción de que podrá empezar 2019 con normalidad”.
Ayudándose de unas muletas, Nadal se marchó tras la operación el lunes por la tarde con un vendaje compresor en el tobillo que en pocos días cambiará por otros más suaves. Según lo planeado, el número dos del mundo empezará el jueves una actividad muy leve que poco a poco irá incrementando bajo la supervisión de Joan Forcades, su preparador físico, y de Rafael Maymò, su fisioterapeuta. Aunque ni el equipo del tenista ni sus doctores han hecho público el tiempo exacto de la recuperación, cualquier médico establece unas cuatro semanas para volver a realizar una actividad física como el deporte tras una artroscopia en el tobillo.
En consecuencia, y si no hay imprevistos, Nadal podría iniciar la pretemporada a principios del mes de diciembre y plantearse una meta razonable: aterrizar en Brisbane (desde el 30 de diciembre) siendo un jugador competitivo y sin dolores de ninguna clase para volver a aspirar a todo el próximo año.