El Cultural

Navarro Cordón, "Misión en la Universidad"

"Integró crítica y utopía"

8 noviembre, 2000 01:00

Ortega y Gasset, hoy

El Decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Manuel Navarro Cordón, interviene en el Congreso con "Universidad, filosofía y sociedad", en torno a Misión de la Universidad. Según Navarro Cordón, se trata de un texto clave para reinventar aquí y ahora una universidad que no sea mera expendedora de títulos ni muerta transmisión de cultura.

En 1930 ve la luz Misión de la Universidad. ¿Qué lugar ocupa en el conjunto de la obra orteguiana?
-Quizás sea excesivo intentar localizar Misión de la Universidad en el conjunto de la obra orteguiana como si significara un momento relevante, no digamos ya decisivo en un sentido u otro de su constitución o madurez. En cambio, sí considero de interés señalar que las tesis fundamentales de este pequeño texto, por ejemplo, el significado y función de la cultura para la vida, el compromiso público de la inteligencia, la implantación vital de la razón, el carácter crítico, proyectivo y utópico del pensamiento, la relación entre ciencia e ilustración cultural y moral, todas estas tesis sí que arraigan en las más profundas ideas de su filosofía. Y a la luz de ellas Misión... se torna un texto más denso y fructífero. Me parece todavía hoy muy digna de ser considerada la idea de hacer de una "Facultad" de Cultura el núcleo de la Universidad y de toda la enseñanza superior.

El concepto de Universidad

-La Universidad española de los años 30 era una institución minoritaria, por no decir elitista, y sin mujeres en sus aulas. En la actualidad contamos con un millón y medio de universitarios, de ellos más mujeres que hombres. ¿Qué puede enseñarnos hoy Misión de la Universidad?
-Quizás antes que nada recordar la idea de lo que tiene que ser la Universidad. Ni una institución meramente expendedora de títulos, y ni siquiera que sólo forme buenos profesionales y especialistas. Ni un ámbito enclaustrado de investigación, ni una muerta transmisión de cultura, entendida además como aditamento ornamental. Buenos profesionales y especialistas sí, pero el especialista a ultranza quizá no deje de ser un bárbaro que sabe mucho de una cosa. La investigación en los respectivos campos sí, y cuanto de mayor calidad mejor, pues la investigación es, señala Ortega, la dignidad y el alma de la Universidad; mas una investigación que sirva a las necesidades y mejores fines de la sociedad, y que vivifique la enseñanza en sus aulas, impidiendo que ésta devenga rutinaria, repetitiva y sin vigor creativo.
»Transmisión apropiadora de la cultura entendida ésta como la interpretación que la vida humana necesita hacer de ella misma y de su mundo, pues no se puede vivir, humanamente, sin ideas, sin una instalación en la realidad con el bagaje cultural que esté a la altura de su tiempo. Es este carácter integrador de los diferentes aspectos señalados lo más urgente y necesario que Misión de la Universidad puede enseñarnos hoy. Y todo ello además y a la par con la intervención de la Universidad en la actualidad de la vida pública, y la presión y vivificación que la sociedad tiene que ejercer sobre la Universidad para que ésta no olvide ni su procedencia ni su última destinación. Una relación entre Universidad y sociedad que no debe tener en la mera rentabilidad de mercado ni su única ni su principal función.

Cierta desmoralización

-Del intelectual dijo Ortega que su misión era la de "oponerse y seducir". Desde su posición de decano de la Facultad de Filosofía, ¿no teme que ahora se estén formando estudiantes conformistas demasiado pegados al terreno y a sus familias?
-Si con su pregunta se refiere a una cierta despolitización o conservadurismo, así me lo parece, sobre todo en comparación con los estudiantes universitarios de las últimas décadas del franquismo. La instauración de la democracia puede explicar en parte esta situación. Con todo, conservadurismo y conformismo no son los mejores compañeros en la vida universitaria. Hay una cierta desmoralización, en el sentido en que Aranguren usó tal término. Pero también porque quizá un modo y organización meramente consumistas de la vida acaba desalmando a cualquiera. Una de las tareas más urgentes y a la vez más ilusionantes es el remoralizar y entusiasmar la convivencia de nuestra Universidad.

-En Cartas a su padre desde Leipzig, fechada el 13 de marzo de 1905, en la que habla de la Universidad alemana, un joven Ortega y Gasset escribe: "Creo firmemente que en España hoy no existen más que dos o tres hombres que sepan media filosofía". ¿Cree usted que la situación actual de la filosofía española sigue siendo la misma?
-Desde esa fecha hasta hoy ha llovido mucho en el labrantío filosófico español. Y esa lluvia, traída por muchos y diferentes vientos, albergada en nubes unas apacibles y otras tormentosas, ha ido calando en nuestra tierra. Y sin que haya motivos para triunfalismo alguno, sí es preciso reconocer que el edificio de nuestra filosofía está suficientemente asentado con arraigo crítico en las diferentes tradiciones y actuales corrientes filosóficas, con un grado de madurez y capacidad de diálogo que en nada desmerece de otras latitudes históricamente más "filosóficas", implantado además en los diferentes contextos científicos y culturales de que se nutre la filosofía. Una situación, en fin, que está a mil leguas de lo que da a entender Ortega en su carta. él mismo, entre otros muchos, ha contribuido a este nivel de la filosofía española. Y bueno, por si esto suena demasiado optimista, digamos que también aquí, como por doquier, vale el refrán: "De todo hay en la viña del Señor". Y esto vale, claro, no sólo en el campo de la filosofía.