Razones para querer a Wittgenstein: JUEGOS DE LENGUAJES
Especial Wittgenstein
25 abril, 2001 02:00Tras publicar el Tractatus, Wittgenstein diseñó para su hermana una casa de fría arquitectura racionalista, cuya fachada habría podido suscribir Adolf Loos. La apariencia de su primera filosofía también despistó a los pensadores del Círculo vienés, quienes creyeron que su intención había sido la de edificar una fortificación lógica para desalojar toda sombra metafísica de la casa del lenguaje. Pero Wittgenstein sabía que esa casa estaba habitada por espectros: los enigmas del sujeto, de la voluntad o de los límites del mundo. Así que abandonó la falsa seguridad de un hogar-lenguaje ideal y salió a pasear por las callejuelas de una ciudad poblada de juegos de lenguajes que, como nuestras formas de vida, son plurales y aguantan el envite de la extrañeza sin renunciar por ello al deseo de habitar con cierta dosis de sensatez y felicidad. Es ese Wittgenstein el que hoy merece la pena releer.