Razones para querer a Wittgenstein: CÓMO VIVIÓ
Especial Wittgenstein
25 abril, 2001 02:00Durante décadas, la obra de Wittgenstein ha estado sometida por sus continuadores a una especie de bienintencionada censura. Existía un Wittgenstein oficial (el padre del positivismo lógico y de la filosofía analítica), y otro extraoficial o semiclandestino. Se trataba de impedir que los excesos de genialidad del segundo comprometieran el aura de coherencia y de rigor científico del primero. El Wittgenstein que hoy nos importa es, precisamente, el filósofo cuya vida y obra no admiten estas componendas. No lo leemos sólo por lo que escribió, sino por cómo vivió, hasta el punto que no sabríamos ya separar una cosa de otra. Por ejemplo: no interesa hoy tanto decidir si sigue siendo válida su teoría de los juegos de lenguaje, como penetrar en el fondo oscuro de su ética o intuir el sentido que tuvieron para él palabras como "felicidad" o "límite". Wittgenstein es más contemporáneo nuestro que lo fue nunca de sus coetáneos. Es difícil imaginar a un Carnap o un Ayer procurando entender qué significa "vive eternamente quien vive en el presente" (Tractatus, 6.4311). Nosotros, que quizá no lleguemos a comprender ésta y otras muchas frases de Wittgenstein, al menos lo procuramos, como quien dice, con toda el alma.