Image: Gaudí

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El Cultural

Gaudí

Objeto de deseo

5 septiembre, 2002 02:00

Detalle de canapé tripartito de madera de fresno, h. 1907. 109 x 280 x 120

Fundación Caixa Cataluña. Paseo de Gracia, 92. Barcelona. Hasta el 30 de septiembre

En esta interesante exposición, el continente es tan importante como el contenido; la muestra, titulada Gaudí. Arte y Diseño, se presenta en la planta noble de la Pedrera, un edificio proyectado por el mismo arquitecto. La estrategia expositiva consiste en poner de relieve el espacio gaudiniano en sintonía con los objetos. Entre el espacio, por un lado, y los objetos diseñados por Gaudí, por otro, se desarrolla un diálogo.

La exposición, comisariada por Daniel Giralt-Miracle, responsable a su vez del Año Gaudí, es un itinerario por lo que hoy en día denominamos diseño; un recorrido cronológico y didáctico que manifiesta la evolución de Gaudí, desde los muebles más historicistas, hasta sus piezas más personales. Una de las múltiples preguntas que me inspira la exposición es: ¿cómo es posible este salto de un objeto típico de la problemática de fin de siglo a una creación absolutamente original? Me temo que no existen respuestas definitivas pero trabajamos con una intuición: a finales del siglo XIX y principios del XX, se incorpora lo que denominamos vagamente la imaginación, no sólo en la pintura o la literatura, sino en cualquier otra actividad liberal. De la misma manera que una imagen deja de ser la reproducción fotográfica del espectáculo de la vida porque se articula a partir de principios como la subjetividad, la memoria, la sensibilidad... Así, un mueble o un edificio ya no es el resultado de la aplicación de unas convenciones o normas fijas y rígidas. Entre otros, aparecen valores como el juego o la invención.... En este sentido, uno de los objetos más deliciosamente surrealistas de la exposición es un tocador (h. 1889) para una residencia del conde Göell. Digo surrealista porque es un ejemplo de irracionalidad y pirotecnia formal donde la madera es como una materia líquida solidificada. Gaudí invierte lúdicamente las convenciones que tradicionalmente se atribuyen al mueble y a la madera, para metamorfosearlas en un capricho. Pero con esta actitud de absoluta libertad, el objeto se transformará en un vehículo de autoexpresión; quien trata la materia con tal libertad acaba apropiándose emocionalmente del objeto, entendiéndolo como un medio para expresarse.

La arquitectura de Gaudí posee una dimensión simbólica y representativa; la arquitectura, por su funcionalidad y exigencias prácticas, desde siempre se ha resistido a transformarse en pura expresión y representatividad. Sin embargo, Gaudí convirtió la arquitectura en autoexpresión de su universo, incluso en aquellos edificios destinados a cumplir una función estrictamente social. Así la arquitectura, pero así por extensión también sus muebles que se transformarán en objetos parlantes. Una de las interpretaciones más hermosas se la debemos a Juan José Lahuerta cuando alude a una modesta silla del comedor de la casa Batlló (1904-1906): "La forma antropomorfa del mueble es manifestación divina"; según Lahuerta el arquitecto que traza con su impronta humana y corporal (antropomorfa) sobre la materia, reproduce el acto de creación, insufla la vida en la materia. Gaudí insufla vida a la materia o insufla una dimensión simbólica a los objetos. Al igual que los edificios de Gaudí poseen inscripciones, sus objetos contienen un mensaje.