Luis de Pablo: "No se puede hacer un huevo frito inconscientemente"
Han pasado más de cuatro décadas desde que el compositor Luis de Pablo (Bilbao, 1930) recibiera su primer encargo de la Bienal de Venecia. El próximo domingo vuelve de nuevo a la ciudad del Adriático para estrenar Un parque, su quinta ópera. Una onírica historia de amor tomada de una de las adaptaciones que el japonés Yukio Mishima hizo del Teatro Nô. Para ella a creado una música sin citas “ni siquiera de estilo, ni japonesismos, ni parodias”, de cuyo significado, asegura, “el autor no será el último en sorprenderse”.
Pregunta: Cinco óperas estrenadas, no está mal para un español.
Respuesta: En el pasado hubo autores muy prolíficos, pero se han olvidado, y algunas veces con justicia.
P: ¿Qué le anima a volcarse en un género como la ópera?
R: La ópera, y en general la voz, me ha atraído desde niño. De pequeño ya tenía un teatrito en casa donde me inventaba un movimiento escénico mientras sonaba Wagner.
P: Stéphane Lissner quería estrenar Un Parque en el Teatro Real.
R: Sí, quería montar unas sesiones de “Una hora de ópera” para el público joven. Pero aquello quedó en vía muerta. No salió ésta pero pudo hacerse La señorita Cristina.
P: ¿Qué le animó a escribir también el libreto?
R: Me atrajo mucho lo enigmático de la historia, la de una vieja de 99 años que cada vez que se encuentra con un hombre en determinadas circunstancias rejuvenece. Todo en un ambiente muy onírico.
P: Su ópera narra “Las cien noches de Komachi con el general Fukakusa”, ¿una tórrida historia de amor?
R: En el Teatro Nô japonés no existía ese elemento erótico, lo introduce Mishima en su adaptación.
P: Otro compositor, Toshio Hosokawa estrenó el pasado año Hanjo, basada también en una obra de Mishima, ¿qué tiene este autor?
R: Trae al presente el arte tradicional japonés, que siempre ha defendido un aspecto de la realidad que no sólo se detiene en los sentidos humanos sino que también hay otras cosas. Algo muy seductor para crear.
P: ¿Su ópera resultará “fácil” de escuchar?
R: Será fácil de escuchar para los que no tengan problemas de sordera.
P: Si el estreno va mal, siempre puede echar la culpa del director de escena.
R: En pocas ocasiones lo hacen tan mal. Será una catástrofe mientras se empeñen en situar a La Traviata en la otra cara de la Luna en lugar del París del siglo XIX.
P: La ópera actual reclama espacio en los teatros públicos, pero la afición pide Aidas y Bohèmes...
R: Porque en España la afición a la ópera es un fenómeno muy reciente. Tras de la guerra se perdió mucho, así que no podemos pedir peras al olmo.
P: ¿Qué ópera acompañaría a el actual momento político?
R: ¡Ninguna!, un libreto político no se sostiene. El arte político, sea del color que sea, es siempre un arte plano. Sería como hacer una ópera sobre la declaración de la renta.
P: ¿Cómo se aprende a componer, escuchando las obras de otros o las propias?
R: Lo normal es estudiar la obra del prójimo. Pero quien quiera ser compositor deberá mirar cosas que ni figuran en los programas de enseñanza ya que, en ellos, el estudio de la técnica musical se detiene hace mucho tiempo...
P: Tras 150 obras, ¿Tiene miedo a repetirse?
R: Una cierta dosis de repetición es lo que se conoce como personalidad. Es una cuestión de grado. Como en la homeopatía, donde te pueden dar un poquito de ácido cianhídrico. Ahora, si te tomas un vaso, lo normal es que te mueras.
P: ¿Se olvida el compositor de lo que es difícil y lo que es imposible para el intérprete?
R: Se amplia las posibilidades de músico, haciendo cosas que se juzgan difíciles y que, con el paso del tiempo, se convierten en triviales. La historia de la música está llena de estos ejemplos.
P: ¿El ideal de un compositor es olvidarse de la técnica?
R: No es posible. Los seres humanos estamos hechos de muchas piezas, hay una parte en el proceso que sale inconscientemente, pero para realizar la obra hay que contar con la técnica. No se puede hacer un huevo frito inconscientemente.
P: ¿Es el melómano del repertorio contemporáneo una minoría dentro de la minoría?
R: Minoría son también los aficionados al fútbol. Dudo que en Kerala, al sur de la India, sepan exactamente quién es Ronaldinho.
P: ¿Se ha encumbrado en España a creadores muy alegremente?
R: Aquí te consideran un genio por entregar un trabajo a tiempo... Es la desmesura hija del sensacionalismo.
P: ¿Hacia dónde caminará la música en este siglo?
R: Hacia una gran ensalada de culturas del mundo. Pero nunca desaparecerá, no conozco ningún grupo humano que no tenga su música a través de la cual expresarse, pero sí muchos que no han conocido la democracia, ni la declaración de derechos del hombre...
P: En el disco “PJ Project”, una de sus cantantes, Pilar Jurado, interpreta a Haendel a ritmo de discoteca...
R: Estoy en desacuerdo con eso, no es su sitio. Es como si un creyente aceptara celebrar una misa en un ambiente de whisky y luces. Aunque alguno habrá que se le ocurra con tal de no perder el protagonismo que han tenido. Pero no dejará de ser un despropósito.
P: Decía el creador Arthur Honegger que la primera condición para que a uno le consideren compositor es estar muerto....
R: Por descontado, en nuestro país el proceso de absorción de la cultura es muy lento. A mí me bastaría que pasaran al menos ochenta años antes de condenarme o absolverme.
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