Jose Carlos Llop / Autor de La Escafandra
A la novela española todavía le falta mar
4 enero, 2007 01:00Jose Carlos Llop, por Gusi Bejer
José Carlos Llop (Palma de Mallorca, 1956) bucea en las aguas de la memoria a pulmón, a pesar de que "haya épocas en que sea necesario el uso de la escafandra". Después de registrar, recrear y reflexionar gran parte de la década de los noventa en anteriores dietarios, Llop recoge en La escafandra (Destino) los tres últimos años de un siglo que no acabó el 31 de diciembre de 2000 sino el 11 de septiembre de 2001.
Respuesta: Son años distintos y su autor, en cierto modo, también. En un dietario es el tiempo el que nos escribe.
P: Un dietario ¿es memoria o inventario? ¿Qué separa lo uno de lo otro?
R: Es vida vivida y vuelta a vivir cuando se escribe y recuperada de nuevo si se lee, años después. La literatura diarística hace compañía.
P: ¿El mejor lugar para que ocurra la literatura es el "yo" de Proust?
R: Efectivamente: en un diario no debe contemplarse el yo sólo como autobiografía, sino como ese lugar donde también sucede la literatura.
P: Para zambullirse en la literatura ¿conviene hacerlo a pulmón o utilizando escafandra?
R: Basta con las lentes de Spinoza.
p: Tome su escafandra y permanezca un rato sumergido en las aguas de la novela contemporánea española. ¿Qué ve?
R: Frecuento poco ese mundo, pero sospecho que a la novela española todavía le falta mar. Se lo dice un isleño.
P: Los tiburones ahí tienen forma de...
R: No recuerdo haber visto tiburones. Pescadillas, sí, y algún que otro bacalao y varios peces abisales. Pero no me haga caso: uno es más bien erizo.
P: ¿Puede vislumbrar algún arrecife de coral?¿dónde?
R: Si cuando dice coral se refiere a buenos novelistas contemporáneos, he visto a tres o cuatro que lo son. Y bastante, además.
P: ¿Hacer memoria es una obligación?
R: O somos memoria, o no somos nada. Y la nada es un territorio donde la falsedad y la impostura se mueven como pez en el agua.
P: Y la sociedad actual ¿está desmemoriada?
R: Más que desmemoriada, da la impresión de que padece de Alzheimer. Y encima está encantada.
P: La lectura de qué diarios le ha aburrido más...
R: Aburrirme no, pero los de Saramago son la pera.
P: Y ¿cuál le ha divertido más...?
R: Divertirme tampoco es la palabra, pero me quedo con los de Connolly, Jönger y Pavese. Uno es fiel a aquellos de los que aprendió.
P: ¿De dónde proviene en usted esa afición al dietario?
R: No es afición, sino una manera de entender la vida, pensarla y celebrarla. E impedir que se escape del todo.
P: Dice que un diario es un diario de silencios. ¿Ese silencio es pudor ante los ojos lectores o parcelas de la intimidad que ni siquiera la hoja en blanco debe conocer?
R: El silencio vertebra los días contados. Sin él no podemos escuchar su música.
P: Dice que hay épocas en las que es necesario el uso de escafandra. ¿Lo es ésta? ¿Por qué?
R: Me temo -y ojalá me equivoque- que ésta es una época en la que, más que una escafandra, acabaremos añorando los monasterios de la Edad Media.
P: ¿Cómo puede la escritura de diarios "conseguir que el corazón se mueva con indiferencia ante las cosas del mundo que pueden dañarnos"? ¿Qué le puede hacer daño a José Carlos Llop?
R: Lo consigue durante unas horas. Y aunque el daño dependa de nuestra templanza, la ignorancia, la barbarie, la mentira o la mala fe, acaban perjudicando el lugar donde vivimos.
P: ¿Qué ha sentido al releer aquellos tres últimos años del fin del siglo XX?
R: Que el siglo acabó ocho meses y once días más tarde, y mal. Y que la escritura siempre nos salva.
P: "Alejarse de todo lo que le empuje a uno hacia la vulgaridad". En la literatura actual, ¿de qué se alejaría usted?
R: De todo aquel que desconozca las jerarquías del arte y la cultura.
P: Si literatura hoy "no es lo que hace un tipo llamado Tom Wolfe", entonces es...
R: Bellow, Boyd, Michon... Gracias a Dios hay tantos... Pero Wolfe... ése ya sólo va al sastre.
P: Si la literatura de Anthony Powell es la casa donde le habría gustado vivir... ¿a quién tendría de vencido de esa casa pareada?
R: La casa de Powell es un cottage magnífico del que no es necesario salir. Casi como de la casa de Proust, Rilke, Yeats, Eliot, Auden o Milosz. Un excelente vecindario, por cierto.
P: Habla de "la hostilidad del mundo hacia los que tienen el don de la poesía". ¿Por visionarios, por sinceros?
R: Basta con echar una ojeada por ahí: hasta Platón los expulsó de la república.
P: ¿Por qué "en literatura sólo la poesía es verdadero arte"?
R: Ahí tal vez me excediera.
P: Y después del diario, qué será lo próximo que publicará, ¿novela o poesía?
R: Uno de cada, aunque su orden de aparición ya no depende de mí.