El Cultural

Feliz Navidad, amigos

22 diciembre, 2009 01:00
1. La Navidad hace años que no es lo que era. Este 2009 hemos visto en, precisamente, Un cuento de Navidad, de Arnaud Desplechin, que uno puede tener familia y ser profundamente infeliz. Menos mal que otra película francesa, El primer día del resto de tu vida ha puesto las cosas en su lugar y nos dejó claro que no hay nada como los padres y hermanos para encontrarle sentido a la vida. Días confusos, pues, en los que se tiene tiempo para descansar y que para los cines son una bendición, es cuando más recaudan. Y ahí van algunas recomendaciones. Como Avatar, que es imprescindible para tener, como mínimo, una opinión. O en la misma estela espectacular, Ninja Assassin, una buena película de artes marciales que se estrena mañana. Y el cine más exquisito también tiene buenos títulos en cartel. Sigue Still Walking, esa joya de Kore-eda, sobre, vaya por Dios, una reunión familiar marcada por el afecto y también la distancia. Y merece mucho la pena la hermosa El secreto de sus ojos, gran cine y uno de los finales más espectaculares de los últimos años. Y Singularidades de una chica rubia tiene algo de caprichosa extravagancia pero es un filme excelente y, además, muy entretenido. Para los clásicos, Woody Allen casi nunca falla. Si la cosa funciona es una película excelente.

2. Se suele decir que el periodismo cultural no tiene tanto nervio como el político. Pero el periodismo de cine es un verdadero sinvivir. Cuando aún colea la polémica del invencible Guardans, ese hombre, y su Orden en Bruselas, ahora viene el Supremo a hacer bueno eso de "éramos pocos..." y considera que la obligatoriedad de las televisiones de aportar un 5% de su presupuesto al cine español es inconstitucional. La televisión es, como dijo David Trueba en una ocasión en El Cultural, el principal productor de España y sus directivos son los verdaderos hombres con poder del tinglado. Tal cual. Y su influencia ha sido, en muchos casos, negativa, favoreciendo un cine comercial en el mal sentido de la palabra sometido en ocasiones a criterios tan poco cinematográficos como que sus tiempos se estructuraran pensando en las inevitables pausas publicitarias. Así que, por una parte, no es tan mala noticia ya que creativamente lo más probable es que el resultado de esa imposición (inventada por Aznar) haya sido negativo. Eso sí, supone cargarse por completo el funcionamiento del negocio. A efectos prácticos es peor, mucho peor, que lo de Guardans y Bruselas.