Image: Daniel Sánchez Arévalo

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El Cultural

Daniel Sánchez Arévalo

"El mal ajeno habla sobre nuestra necesidad de amar"

18 marzo, 2010 01:00

Daniel Sánchez Arévalo. Foto: Archivo

Hoy se estrena la ópera prima de Oskar Santos, que con Belén Rueda y Eduardo Noriega en el reparto y Amenábar de productor, cuenta con un guión de Sánchez Arévalo

Juan Sardá
Es uno de los artistas más prolíficos de España. Mientras continúa en cartel el musical de los 40 principales, cuyo guión ha escrito, y recién salido en DVD su última película, Gordos, se estrena hoy mismo El mal ajeno, película que ha dirigido el novel Oskar Santos con un guión suyo mientras prepara el inminente rodaje de Primos, este mismo mayo en Cantabria. Edurado Noriega, Angie Cepeda, Belén Rueda y Cristina Plazas protagonizan un drama médico con elementos fantásticos sobre un doctor (Noriega) que se debate sobre su nivel de implicación con sus pacientes hasta que cuando la enfermedad llama a su propia puerta debe replantearse sus propios valores. Con Alejandro Amenábar como productor es, sin duda, una de las apuestas más fuertes del cine español de esta temporada.

PREGUNTA.- ¿Por qué no ha dirigido usted mismo la película?
RESPUESTA.- Desde el principio el guión se planteó para que la dirigiera Oskar, que además de ser un director excelente es uno de mis mejores amigos. De hecho, nos sentamos para barajar varias ideas y fue él quien dio el pistoletazo de salida, que era realizar un drama con un elemento fantástico, que se combinaba muy bien con otra idea que yo tenía de escribir una historia con médicos. La realidad es que Oskar ha estado muy vinculado al proyecto desde el primer momento y siempre tuve muy claro que escribiría algo que me apeteciera dirigir yo, que no me lo iba a tomar como un encargo y solucionarlo de cualquier manera.

P.- ¿Y una vez lo terminó de escribir, no le dio rabia desprenderse del material?
R.- ¡Pues un poco sí! Pero creo que Oskar ha hecho un trabajo fantástico.

P.- La película trata sobre la capacidad de curar, parece plantear una metáfora sobre el tacto, cómo los seres humanos nos "curamos" los unos a los otros tocándonos...
R.- Nunca lo había pensado de esta manera, pero es una forma muy bonita de decirlo. Desde luego, la trama no deja de ser una excusa para para hablar sobre la necesidad de amar y de sentirnos amados. Lo más importante en la vida de cualquiera es sentir emociones, estar cerca de los seres queridos.

P.- También está el dilema de la implicación de los médicos en la vida de sus pacientes, que puede aplicarse a todos. Por ejemplo, cuando vemos una catástrofe como la de Haití, ¿debemos sentirnos deprimidos por ello?
R.- Claro, eso nos lo planteamos todos. Por una parte, lo que sucede a nuestro alrededor nos afecta, y está bien que así sea, pero también debemos protegernos porque si no estaríamos todo el día deprimidos con las desgracias que pasan en este mundo. Lo que sí te paraliza es cuando esa desgracia le toca a alguno de los tuyos, entonces ese mecanismo de protección se desvanece.

P.- Otro tema muy habitual en su imaginario es la relación entre padres e hijos, el peso de la herencia.
R.- Eso está presente desde mis primeros cortos. Esa necesidad de los hijos de no quererse parecer a los padres, de luchar contra ello a toda costa. Lo que sucede es que no quieres acabar repitiéndoles e inevitablemente terminas haciéndolo. Con la madurez, te das cuenta de que hay muchas cosas que quizá no estaban tan mal de ellos, o que incluso preferirías que se te hubieran contagiado más.

P.- Una vez terminado el guión, ¿cuál ha sido su implicación en el proyecto?
R.- Una vez terminas tu trabajo debes aprender a desentenderte. Y eso que Oskar ha sido más fiel a mi guión de lo que soy yo mismo como director. Cada vez que cambiaba una línea me llamaba para avisarme. Mi idea era estar muy disponible para cualquier cosa que necesitara Oskar pero respetando su libertad.

P.- Los médicos, como los artistas, están muy en contacto con las emociones humanas.
R.- Desde luego, creo que el trabajo de los médicos es mucho más importante que el que realizamos los cineastas. Hay una similitud clara en el hecho de que ambas figuras están muy en contacto con las emociones humanas. No es casualidad que muchos doctores hayan sido también grandes escritores. Juan Algarra, sin ir más lejos, la persona que me asesoró en temas médicos y que también hace esa labor en una serie como Hospital Central, es asimismo un gran escritor.

P.- ¿Qué nos puede avanzar de su próxima película?
R.- Es una comedia pura y dura. Trata sobre tres primos muy primos, valga la redundancia, que se reencuentran en su pueblo de veraneo de toda la vida, en Comillas. Es una película mucho más sencilla de producción que la anterior, Gordos aunque no menos compleja. Espero que sea una comedia inteligente y luminosa. Y volveré a trabajar con mis actores fetiche: Antonio de la Torre, Raúl Arévalo...

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