Lola Greco
Mi danza de Iberia huele a tierra de España
19 abril, 2010 02:00Lola Greco.
Esta tarde acompaña a Rosa Torres-Pardo en el recital albeniciano del Teatro Arriaga
El último Premio Nacional de Danza llega hoy al Teatro Arriaga de Bilbao escoltado por el piano de Rosa Torres-Pardo para ponerle pasos a la Iberia de Albéniz. No es la primera vez que la madrileña Lola Greco le saca jugo a una partitura clásica. En la retina quedan los posos de unas Variaciones Goldberg que huían del "ruido y el electrodoméstico del baile zapateado de hoy". Se sabe uno de los ases de la danza española, y por eso nos extraña no encontrar su nombre en Wikipedia. "No me gustan las aglomeraciones", confiesa, "ni entiendo bien internet". Lo dice categórica, con el mismo tono templado con el que sigue paseando a la Fedra de Miguel Narros, que amenaza con abrirle las puertas del teatro "hablado".
PREGUNTA.- ¿Cree que las partituras clásicas son una mina aún por explotar en términos coreográficos?
RESPUESTA.- En cierto modo sí. Pero no es tarea fácil, porque no sólo hace falta saber bailarlas, también hay que entenderlas. En ese sentido, el trabajo que hemos realizado Rosa y yo ha evolucionado mucho. Empezamos traduciendo cada cuaderno, cada compás, y vimos que el público salía cansado de la representación. Y así fue como, poco a poco, fui depurando los pasos hasta llegar a una coreografía que se ensambla perfectamente a la música pero que al mismo tiempo tiene vida propia, se ha emancipado.
P.- Iberia es un retrato de España. ¿Cómo se traduce esto al baile?
R.- Creo que la clave no está tanto en traducir como en transmitir. La danza es como un periódico. Tiene que informar, que comunicar. Una buena coreografía tiene que ser sinestésica. Quiere decirse que tiene que evocar colores, sentimientos y, en el caso de Iberia, oler, oler a tierra, a la tierra de España.
P.- Porque ¿cualquier partitura puede ser coreografiada?
R.- Es verdad que existe una danza universal que puede hablar todos los idiomas. Pero hay cierto tipo de música que no admite ser bailada porque requiere para sí los cinco sentidos.
P.- ¿Es la danza lo único no "pirateable" del mercado?
R.- Por supuesto que no. Es verdad que la gente no se la puede descargar como se descarga la música. Pero hay mucho "pirateo" entre los creadores. Hay muchas copias, plagios y coincidencias sospechosas en el gremio.
P.- Hablando de polémicas, ¿qué le parece el modo, previsiblemente precipitado, en que Nacho Duato se despide del Centro Nacional de Danza?
R.- Se veía venir. Es un tío grande, al que vamos a echar de menos. Lo importante ahora es encontrar un buen sucesor para el CND, que no rompa con el proyecto anterior. Tiene que ser gente cercana a Nacho, que haya trabajado en su ballet blanco...
P.- A usted la echaron del Ballet Nacional. ¿Fue por no bailarle el agua a alguien?
R.- En parte sí. Creo que si hubiera hecho un poco de despacho, no me habrían arrebatado mi puesto. Entré allí con 14 años y me echaron con 33 por ser la misma Lola Greco de siempre.
P.- Ahora se han enfadado con usted en Gijón por haber cancelado Fedra...
R.- Permítame que le diga que la enfadada soy yo. Cancelé porque la rodilla dijo basta. Fedra es una tragedia en la que bailo de pie, me arrastro y me tiro de rodillas. Gasta mucho y, al final, te pasa factura. Si a eso le sumamos la gira en autobús, se entiende que tenga que tomar ciertas precauciones. Espero poder volver a Gijón, y brindarles la mejor Fedra posible. Pero no quiero que me crucifiquen por tomarme mi trabajo en serio.
P.- ¿Qué es lo mejor de ser Premio Nacional de Danza?
R.- Lo mejor son las llamadas de la gente. Parecía que lo habían ganado ellos, y no yo. También la sorpresa después de tantos palos. Entiéndame, no me podía esperar nada bueno que viniera del Ministerio...