Jorge Fernández Guerra
"El gran mito de la ópera española es que aún no ha nacido"
19 junio, 2010 02:00Jorge Fernández Guerra
El lunes celebra el Día de la Música coincidiendo con el taller de clausura de la temporada del CDMC.
Sabe Jorge Fernández Guerra (Madrid, 1952) que la música es la única ciencia en la que, hoy por hoy, la improvisación precede al aplauso. Un arte complicado al que desde hace años acude, en calidad de doble testigo, como gestor y compositorr. De su creatividad en los despachos, el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (CDMC) le debe su vocación de Cité de la Musique y su aproximación paulatina al IRCAM de sus sueños. El lunes, un taller de formación vocal contemporánea a cargo del grupo VocaalLAB de Ámsterdam, en colaboración con el Teatro Real y la Embajada de Holanda, despide la temporada coincidiendo con el Día Europeo de la Música. Una fiesta en la que habrá tiempo para "sugerir soluciones de técnica vocal de cara a una ópera de nuevo tipo". ¿Alternativas a la crisis? Pasen y vean.
PREGUNTA.- ¿Es el Día Europeo de la Música una jornada de celebración o más bien de reflexión?
RESPUESTA.- El día 21 de junio es una jornada de fiesta. De hecho, yo soy de los que reivindican el concepto original de Fiesta de la Música, una de las iniciativas europeas más felices de las últimas décadas, y que en España hemos convertido en un batiburrillo en el que medran empresas comerciales y proyectos de consumo o extravagancias. Para el CDMC concluir su temporada este día es una feliz casualidad. Parece poner un punto de inflexión que, desde luego, hemos querido aprovechar. Sobre todo porque el concierto final es también el cierre de un proyecto que considero extraordinario.
P.- ¿Cuál es el balance de un año, en casi todo, complicado?
R.- Puedo decir que excepcional. El ambiente que se ha creado en esta quinta temporada en el Auditorio 400 es ya una referencia internacional. La asistencia de público se ha mantenido por encima del 70 % y hoy es vista con admiración y no poca envidia por auditorios de toda latitud. Los españoles tenemos tendencia a cansarnos rápido de lo que funciona. Y el CDMC funciona, así que espero que no tengamos que despedirlo nunca.
P.- Una temporada de infarto, con infarto incluido...
R.- Afortunadamente, Mauricio Sotelo ya se ha recuperado del susto que le pilló en pleno podio. En todo caso, la temporada ha tenido momentos altísimos. Recuerdo el concierto de Steve Reich, al inicio de la temporada, con un lleno de los que dejan en la calle a centenares de personas. De cualquier manera, si la calidad da infarto, y esperemos que sólo metafóricamente, hemos pasado un curso con el corazón en un puño.
P.- En su último libro sobre ópera contemporánea ofrece metáforas de supervivencia. ¿Cuál recomendaría para resistir la reducción de ayudas a las enseñanzas musicales?
R.- Para resistir a una reducción de ayudas hace falta algo más consistente que metáforas. España no puede permitirse retroceder veinte casillas por unos cientos de miles de euros, y no es posible permitir que ello se haga sobre la carne de nuestra juventud en el momento de su máxima expansión. Eso no se llama ahorro, eso se llama derroche y se llama injusticia.
P.- ¿Cómo es de distinta desde la gestión y desde la composición?
R.- La crisis desde el ámbito de la gestión se vive con intranquilidad, pero con la necesidad de mantener la calma, todo pasará alguna vez y los que trabajamos con plazos largos debemos estar preparados para todo. Del otro lado, componer es estar en crisis permanente, por lo que no noto nada. ¿Qué notaban Stravinsky, Schönberg o Manuel de Falla cuando componían obras maestras en los años treinta, tan parecidos a los nuestros actuales? Componer es poner orden en el mundo, así que nada mejor para hacer cuando las cosas vienen turbias.
P.- La vanguardia musical, ¿sigue teniendo mala prensa?
R.- En estos momentos, es toda la música de tradición clásica la que tiene mala prensa y, en muchos casos, ninguna prensa. Si tuviera que expresar un punto de vista muy personal, diría que la mayor crisis que estamos viviendo es la de un tratamiento repugnante por parte de la prensa española hacia toda la música de cierta ambición: la histórica, la moderna, la contemporánea. La crítica ha desaparecido casi por entero, y sólo la ópera se salva.
P.- Tiene una ópera en mente con trasfondo periodístico. ¿Cómo va el proyecto?
R.- En efecto, llevo con una ópera en la cabeza bastante tiempo. La historia está ya completa y, en efecto, hay periodistas, o más bien corresponsales y cooperantes, ya que la historia está centrada en la crisis de los años treinta, una crisis que la guerra civil acentúa y exacerba. El proyecto va lento y con calma. Puesto que el tema contiene muchos elementos muy personales, no quisiera hacer un proyecto con fisuras. Después de todo, si el gran mito de la ópera internacional es el de su muerte, el gran mito de la ópera española es que aún no ha nacido, y le tengo pánico al aborto. Pero estoy seguro de que la haré y estoy seguro de que no estoy dispuesto a hacerla mal. Ya veremos si se trata de un desafío insensato.