Image: La literatura y el toreo reafirman su vínculo histórico en el Premio Paquiro

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El Cultural

La literatura y el toreo reafirman su vínculo histórico en el Premio Paquiro

Mario Vargas Llosa y Pere Gimferrer recogen el galardón defendiendo la tauromaquia como una tradición clave en el origen de la cultura occidental

24 mayo, 2011 02:00

Mario Vargas Llosa y Pere Gimferrer tras recibir el Premio Paquiro. Foto: Antonio Heredia

Pere Gimferrer y Vargas Llosa, dos grandes espadas de la cultura en español, han recogido esta noche el Premio Paquiro de Toros, instituido por El Cultural y el diario El Mundo y patrocinado por Telefónica. La ceremonia de entrega, celebrada en el edificio de La Bolsa de Madrid, ha servido para escenificar el estrecho e histórico vínculo entre la tauromaquia y el arte. El jurado del premio, dotado con 50.000 euros y una estatua de Víctor Ochoa, decidió galardonar a ambos autores por la defensa pública del toreo que han hecho en tiempos de prohibición.

Los dos autores agradecieron la decisión y expresaron su "rubor" por compartir palmarés con matadores de la talla de José Tomás, Morante de la Puebla y Sebastián Castella, ganadores de las ediciones anteriores del Paquiro. El premio Nobel peruano, tras recoger el galardón, pronunció una encendida defensa del arte taurino. Recordó al auditorio la primera corrida a la que fue, "de la mano de su abuelo Pedro, en la plaza de Cochabamba". Allí quedó deslumbrado y se enganchó a ese ritual para siempre, "con una afición que no ha decaído nunca". Tanto se enganchó a este espectáculo que durante la niñez, confiesa, soñó con ser torero.

En su parlamento también ensalzó el hecho de que la tauromaquia es "una de las tradiciones más ricas de nuestra cultura". Y añadió: "Si rastreas en su genealogía, llegas a los mitos fundacionales de Occidente". Nada menos. Esta fiesta "está llena de amor a la belleza y a los toros: ningún miembro del reino animal se cuida y se respeta más que el toro bravo. Es algo que sabe cualquiera que haya tenido la oportunidad de visitar una ganadería". En opinión del autor de Conversación en La Catedral, "aquellos que se empeñan en acabar con las corridas, se empeñan en acabar con los toros, porque su razón de ser es luchar en las plazas".

Vargas Llosa también ha querido felicitar a Francia, por declarar bien de interés cultural a los toros. "Es algo que hubiera debido hacer antes España, o México, o Perú, pero lo ha hecho Francia en buena hora". Esta circunstancia, según Gimferrer, ha "dejado con cara de tontos" a muchos catalanes, que acostumbraban a mirarse en el espejo de Francia en cuestiones culturales. "La prohibición es algo ridículo y contradictorio con las raíces culturales catalanas", afirmó el autor de Arde el mar, que enumeró a artistas como Joan Miró, Salvador Espriú, Fortuny... Para acabar con su intervención echó mano de una teoría de "su amigo" Octavio Paz: "El toreo es poesía en movimiento".

La entrega del premio, presidida por Luis María Anson y Pedro J. Ramírez, reunió, un año más, a una extensa pléyade de personalidades, entre las que se encontraba el matador Enrique Ponce, lo toreros retirados Espartaco, César Rincón y Emilio Múñoz; los ganaderos Victoriano del Río, Borja, Álvaro y Fernando Domecq, Eduardo, José Luis Lozano, Ricardo Gallardo; los empresarios taurinos Luis Manuel Lozano, Simón Casas, Ramón Valencia. Del mundo de la política estuvieron presentes, entre otros, José Bono y Eduardo Zaplana. También acudieron al acto Blanca Berasátegui, directora de El Cultural; el empresario Emilio Ybarra; y los periodistas José María García, Manolo Molés y Vicente Zabala de la Serna.

El jurado del premio ha estado presidido este año por Fernando Almansa y compuesto por 20 miembros, entre los que se encuentra gente del mundo de la política como Enrique Mújica, Pío García-Escudero; del periodismo, como los críticos taurinos Carlos Ilián, Javier Villán, Vicente Zabala; miembros de la Real Academia Española, como Luis María Anson; y, por supuesto, del mundo del toreo como Cristina Sánchez, el ganadero Felipe Lafita o el cirujano jefe de la Plaza de Toros de Madrid, Máximo García Padrós.