Emilio Sagi
"Quien sustituya a Luis Olmos debe profesar un amor puro por la zarzuela"
21 junio, 2011 02:00Mañana cierre la temporada lírica del Teatro Arriaga de Bilbao con 'La del manojo de rosas'.
Viene Emilio Sagi (Oviedo, 1948) de trabajar con Riccardo Muti en Salzburgo y asegura que el maestro es un "auténtico príncipe, más allá de los lindes asturianos". Juntos han recuperado la ópera I due Figaro de Mercadante en la misma producción que ha programado Gerard Mortier en Madrid. Para despedir la temporada del Teatro Arriaga, su director artístico vuelve, a partir de mañana, sobre uno de sus títulos más aplaudidos, La del manojo de rosas, de Pablo Sorozábal, al que debe buena parte de su vocación y de sus "genes líricos".Pregunta.- Cierra la temporada del Teatro Arriaga con una de sus especialidades. Sin embargo, esta producción se anuncia como "una visión renovada". ¿Con qué nos vamos a encontrar?
Respuesta.- Como sabe, La del manojo de rosas es una zarzuela que estrené hace muchos años en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Los cambios que he aplicado en esta producción vienen dados por el paso de los años y la experiencia, que no es poco. También al variar los cantantes hay que adaptar a esas personalidades el rol. Una función nunca es la misma cuando la canta gente diferente.
P.- Su abuelo, Emilio Sagi Barba, fue empresario del Teatro Fuencarral, donde Pablo Sorozábal presentó la obra en 1934. ¿Qué sabemos de aquel estreno?
R.- Sabemos que fue un gran éxito y que el personaje de Joaquín estuvo encomendado a un joven barítono, que se llamaba Luis Sagi-Vela, que da la casualidad que es mi tío. (Risas)
P.- Las gentes de las que tratan los chistes de La del manojo de rosas, desde Chicote hasta Hitler, pasando por Benavente, Unamuno, el maestro Villa, Cagancho, Ortega y Gasset o Mussolini, ¿siguen estando en el imaginario del público?
R.- De alguna forma, sí. Creo que viendo en un espejo esos años de preguerra podríamos hacer una lista de nuevos personajes de la actualidad. Pero entonces estaríamos alterando la esencia de la obra, que sigue entendiéndose sin problemas.
P.- Usted debutó en el Teatro de la Zarzuela precisamente con La del manojo de rosas. ¿Qué perfil deberá tener quien sustituya finalmente a Luis Olmos, ahora que han comenzado las quinielas?
R.- Creo que el próximo director del Teatro de la Zarzuela , se llame como se llame y venga de donde venga, debe profesar un amor puro por el género y demostrar valentía para que este legado se integre en los formatos de los nuevos medios de comunicación.
P.- El Teatro Real ha repuesto sus Bodas de Fígaro para reconciliarse con el público. ¿Quiere decirse que Emilio Sagi ha renunciado definitivamente a la polémica?
R.- Yo nunca renuncio a la polémica. Es más, me atrevería a decir que, hoy por hoy, hacer un montaje de ópera hiperrealista es suscitar la polémica, más que otra cosa. Tampoco el Teatro Real, estoy seguro, ha renunciado a la polémica al programar esta ópera.
P.- ¿Y qué opina de que Mortier salde la "cuota de españolidad" con Mercadante?
R.- En esto del arte creo que no existen cuotas de ningún tipo. La españolidad se puede disfrutar de muchas maneras. Mercadante escribió en el año 1826 I due Figaro, una ópera exquisita sobre un Madrid lleno de aires españoles. Tiene todo el sentido programarla, más allá de los compromisos institucionales.