Image: Emilia Landaluce

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El Cultural

Emilia Landaluce

"Para Jacobo Alba, la monarquía estaba por encima de todo"

18 abril, 2013 02:00

Emilia Landaluce. Foto: Javi Martínez

Acaba de publicar 'Jacobo Alba. La vida de novela del padre de la duquesa de Alba' (La Esfera).

Emilia Landaluce (Madrid, 1981) llegó al Duque de Alba casi por casualidad. Por su fanatismo por Cole Porter, quién lo iba a decir. La periodista de El Mundo recupera en Jacobo Alba. La vida de novela del padre de la duquesa de Alba a este personaje casi olvidado pero fundamental en la historia de la diplomacia española del siglo XX. Formó parte de la crème de la crème de la aristocracia europea, trabó una estrecha amistad con Alfonso XIII y ejerció de embajador y político. Jacobo Fitz-James Stuart, XVII duque de Alba, más conocido como Jimmy, fue testigo y partícipe de un siglo que pasó de la alegría a la convulsión, de los viajes a Venecia a las bombas sobre los tejados londinenses.

Pregunta.- Es su primera incursión en la novela histórica. ¿Dónde acaba la realidad y empieza la ficción?
Respuesta.- No me gusta el término novela histórica. Prefiero ficción, o biografía novelada. Quién sabe si será la última que escribo, porque soy bastante versátil, pero tiendo más a la ficción, tomando elementos de la realidad. La ficción empieza en lo que no queda por escrito. La historia es bastante subjetiva, no puedes fiarte ni de los diarios. Cuando no puedes obtener el elemento o el dato objetivo, empieza la ficción.

P.- ¿Por qué elegir a este Duque de Alba? ¿Qué le despertó ese interés?
R.- Mi primera referencia, aparte de que es el padre de Cayetana, viene de que soy una devota de Cole Porter. Me fascina. Su mujer fue novieta del Duque de Alba, y eran todos amigos, y viajaban, vivían esa "vida alegre", que de alguna manera era el canto del cisne antes de la II Guerra Mundial. Siempre habla de los felices años 20, pero en la época eduardiana, si tenías dinero, podías pasarlo muy bien.

P.- ¿Cuál fue su papel durante la República?
R.- Se mete en la Asamblea hasta 1931, pero en seguida prevé la deriva. Desconfiaba de la República porque tenía el recuerdo de lo que le habían contado sus padres. Además, le implicaron en una investigación en la que habían metido a la camarilla del rey y al propio rey, porque habían fundado una institución de apuestas cuyos beneficios supuestamente iban a una institución sin ánimo de lucro, pero que al final se quedaban ellos. Es un paralelismo con Urdangarin muy interesante. Pronto ve le empiezan a buscar las cosquillas por ese lado, y que se habla de juzgar al rey. En seguida vislumbra lo que se avecina, y comienza a hacer gestiones con la embajada de Inglaterra para proteger los cuadros si pasaba algo.

P.- En cambio, su relación con Franco fue buena.
R.- Fue buena, y mala. Hay que tener en cuenta que en el 36 matan a su hermano Hernando en Paracuellos, y era de esa gente que se creía el alzamiento a pies juntillas. Luego se da cuenta de que Franco fue el más listo de todos, con esos ojos de gallego, fríos, negros, negros e inescrutables. Cuando empezó a darle largas sobre la vuelta de la monarquía comenzó la desafección.

P.- Fue un defensor a ultranza de la monarquía.
R.- Para este señor la monarquía estaba por encima del Prado, de la Casa de Alba, y de todo.

P.- ¿Y qué hay de su enamoramiento con la reina Victoria Eugenia?
R.- Después de la muerte de Alfonso XIII, hubo un rumor insistente de que podían contraer matrimonio, entre otras cosas porque el Duque de Alba se convirtió en jefe de la Casa de la reina y acudía a visitarla todo el rato. Fue un rumor tan insistente que la propia infanta Eulalia se planteó si era verdad. Se lo han preguntado hasta la propia Cayetana, así que debía de haber algún runrún. Yo he hecho una especie de juego en el que no llega a cristalizar la relación.

P.- ¿Hay alguna anécdota que destaque en su trayectoria diplomática?
R.- Él no fue nombrado embajador oficial hasta el 39. Antes era representante de la España de Franco, que no estaba reconocida. Tenía una relación particular con Churchill. Una vez Churchill le dijo que por qué no amnistiaban a los presos ahora que ha acabado la guerra, y comentó que en Inglaterra, tras Cromwell, hubo una reconciliación. "No se trata de venganza, sino de justicia", le respondió el Duque. Jacobo se dio cuenta en seguida de que si quería tener cerca a Churchill, lo mejor que podía hacer era tener un buen cocinero y una buena bodega. Y esta relación privilegiada ayudó a mantener ese extraño estatus de no-beligerancia.

P.- ¿Ha participado la Casa de Alba en la elaboración del libro?
R.- En nada. He sido totalmente independiente, porque no quería que nadie me leyera el libro. Quería tener un juicio lo más objetivo posible. Y de momento no ha habido ninguna reacción, aunque se lo he mandado.

P.- ¿Cree que Cayetana de Alba ha eclipsado a su padre?
R.- Desgraciadamente sí. No creo que haya sido su intención, porque sé que ella esperaba que se hiciera algún trabajo sobre su padre, aunque no sé si se esperaba que saliera algo como mi libro. Además, ha coincidido con un año un poco particular para la casa de Alba, y la frivolidad siempre se impone. Se ha hablado más del entierro de Sara Montiel que de la muerte de José Luis Sampedro.

P.- ¿Qué queda en la actualidad de esa edad dorada de la nobleza?
R.- La aristocracia se ha diluido, también en la mediocridad. Ya no puedes ocupar un cargo por tus antepasados. Esperanza Aguirre no se presentaba como marquesa, sino como Esperanza Aguirre. Ahora tener un título no tiene la misma relevancia. hay otro tipo de oligarquía, que son los políticos. Es otro tipo de nobleza.

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