El Cultural

El reino de la HBO en los Emmy

24 septiembre, 2013 20:37

[caption id="attachment_173" width="150"] Bobby Cannavale, mejor secundario en la categoría drama.[/caption]

Pues bien. Esto es lo que hay. La HBO sigue reinando. Lo dicen los Emmy: 37 galardones frente a las 22 estatuillas de NBC. Breaking Bad le ha salvado la papeleta a AMC –con Mad Men fuera de la jugada– y Modern Family, que no hay quien la baje del pedestal, a la ABC. Pero más allá de la batalla corporativa, no ha habido grandes vencedores en una gala con premios muy repartidos. No han faltado las decepciones (Louie) ni las sorpresas (Jeff Daniels), como siempre. Pero vayamos por partes, empezando por la comedia.

COMEDIA

Mejor comedia: Modern Family?

Mejor guion: Tina Fey y Tracey Wigfield (30 Rock)

Mejor dirección: Gail Mancuso (Modern Family)

Mejor actor:  Jim Parsons (The Big Bang Theory)

Mejor actriz: Julia Louis-Dreyfus (Veep)

Mejor secundario: Tony Hale (Veep)

Mejor secundaria: Merrit Wever (Nurse Jackie)

Mejor actriz invitada: Melissa Leo (Louie)

Mejor actor invitado: Bob Newhart (The Big Bang Theory)

Qué decir de Modern Family y su capacidad para convocar entusiasmos generalizados. Debo reconocer que he hecho el esfuerzo por verla varias veces, pero los capítulos que he visto me parecieron descaradamente diseñados para eso, para agradar a todo el mundo con sus buenas intenciones y su diseño genéticamente transplantado al concepto de familia multiracial, polisexual y disfuncional del siglo XXI. Creo que por definición hay algo sospechoso en una serie que, por cuarto año consecutivo, se lleva el Emmy a la mejor comedia. Ni siquiera Louie ha sido capaz de desbancarla, aunque precisamente esté ahí la respuesta a qué clase de transgresión –la aparente o la genuina– prefiere premiar la academia televisiva norteamericana. Que en tres años no hayan sido capaces de identificar la genialidad de un cómico, Louis C. K., capaz de llevar el sitcom a zonas inexploradas, no dice gran cosa de los académicos. Si no llega a ser por el premio de consolación a Melissa Leo, Louie casi se va de vacío en el año que tocó el cielo, o sea, que confluyó con David Lynch: los últimos capítulos de la tercera temporada.

Me alegro por Jim Parsons, claro, aunque repita, y es que su Sheldon de The Big Bang Theory no cesa de ganar en humanidad en la interesante progresión de su personaje. Y la serie, cosa extraña, ha empezado en su sexta temporada a coquetear con el realismo sin renunciar a su esencia caricaturesca… trataré esto en un post futuro, porque me parece muy reseñable. Si algo saco en claro de los Emmy a las series cómicas es que debo echarle un vistazo a Veep, cuyos dos actores principales (la chica Seinfield Julia Louis-Dreyfus y Tony Hale) se han llevado el pleno en el apartado intepretativo. Respecto al guión, me cuesta imaginar una serie mejor escrita que Louie, pero tratándose de Tina Fey (guionista del Saturday Night Live), no es pertinente quejarse.

DRAMA

Mejor drama: Breaking Bad?

Mejor guion: Henry Bromell (Homeland)

Mejor dirección: David Fincher (House of Cards)

Mejor actor: Jeff Daniels (The Newsroom)

Mejor actriz: Claire Danes (Homeland)

Mejor secundario: Bobby Cannavale (Boardwalk Empire)

Mejor secundaria: Anna Gunn (Breaking Bad)

Mejor actor invitado: Dan Bucatinsky (Scandal)

Mejor actriz invitada: Carrie Preston (The Good Wife)

En un memorable sketch paródico del SNL, precisamente, podemos encontrar la más lúcida y divertida crítica a Homeland (mejor guion para Henry Bromell), con Anne Hathaway parodiando las perturbaciones neuronales de Carrie Mathison, personaje en quien Claire Danes ha encontrado una mina para coleccionar trofeos. Ya lleva dos de dos, y lo cierto es que a Robin Wright (House of Cards) o a Elisabeth Moss (Mad Men) les hubiera sentado mejor. Nunca llueve a gusto de todos, claro, y a mí me da la sensación de que Breaking Bad repetirá premio gordo el año que viene (con la serie ya finiquitada), así que en esta edición no hacía realmente falta, a pesar del espléndido arranque de la quinta temporada. Galardonar la magnífica sexta temporada de Mad Men quizá hubiera tenido más sentido, el mismo quizá con que Game of Thrones (esa serie que parecía el no va más y cada vez va a menos) ha sido castigada. Ni un solo Emmy para sus tres nominaciones.

Parecía que House of Cards, la nueva entre las candidatas a mejor serie, iba a celebrar algo más, si bien se le hace cierta justicia a David Fincher, director del piloto, aunque Kevin Spacey realmente se merecía el premio: él solito, en la piel del shakesperiano Francis Underwood, con sus gestos expresivos y sus interpelaciones al espectador, sostiene una serie política brillante, que sin embargo no ofrece nada que no se ha visto antes. La energía verborreica de Jeff Daniels en la serie The Newsroom –que en esta segunda temporada ahonda en sus defectos y fuerza sus virtudes casi hasta el ridículo– ha convencido más a los académicos: quizá era demasiado visible para que pasara desapercibido. Aunque si ha habido un Emmy realmente inapelable en esta edición ha sido el que se ha llevado calentito Bobby Cannavale, por haberle dado a Boardwalk Empire el mejor y más intenso villano que hemos visto en mucho tiempo en una teleficción: aplausos para Gyp Rosetti.

MINISERIE O TV MOVIE

Mejor miniserie o TV Movie: Behind the Candelabra

Mejor guion: Abi Morgan (The Hour)

Mejor director: Steven Soderbergh (Behind the Candelabra)

Mejor actor: Michael Douglas (Behind the Candelabra)

Mejor actriz: Laura Linney (The BiG C: Hereafter)

Mejor actor de reparto: James Cromwell

(American Horror Story: Asylum)

Mejor actriz de reparto: Ellen Burstyn (Political Animals)

En las categorías de miniserie o película para televisión, las cartas estaban marcadas desde el momento en que Behind the Candelabra batió records de audiencia. Mejor película, mejor director y mejor actor. Y es que solo Steven Soderbergh puede conseguir que una tv-movie, por muy inflada que esté, se cuele en la competición por la Palma de Oro de Cannes. La interpretación de Michael Douglas en la piel del showman homosexual Walter Liberace nos hizo pensar que buscaba el Oscar, pero claro, su carrera era la de los Emmy. Objetivo cumplido. Seguramente también el veterano y secundario de lujo James Cromwell –nunca entendí por qué hizo de padre de Jack Bauer dada la existencia del enorme Donald Sutherland– agradece el premio por su terrorífica interpretación de un médico nazi en American Horror Story: The Asylum. Y ahora me pregunto: ¿por qué se han olvidado de Jessica Lange?