María Bayo
María Bayo.
María Bayo ofrece estos sobrados motivos para entrevistarla. Por partes. Este viernes se enfrenta a un tour de force vocal: interpretar La voix humaine de Poulenc (libreto de Cocteau). Esta ópera consta de un único personaje. Una mujer que acaba de romper con su amante. La trama se prolonga durante casi hora en la que se aferra a un teléfono implorando explicaciones. El próximo sábado 19, sin apenas tregua de por medio, emergerá en el escenario del Auditorio de Cuenca para cantar Los grandes motetes de Rameau. Un concierto que con el que la Semana Religiosa de la ciudad manchega conmemorará el 250° aniversario de la muerte del compositor francés, figura crucial del Barroco. La soprano navarra, además, acaba de lanzar un nuevo disco con Deutsche Gramophone, Canciones españolas, una colección de piezas de Turina, Toldrá, Monsalvatge... Un repertorio que tiene muy trillado en el formato íntimo de canto-piano pero que ahora catapulta la Orquesta Sinfónica de Navarra.Pregunta.- ¿Cómo nació la idea de este disco?
Respuesta.- Hay muy poco repertorio español armonizado con orquesta. Casi todo está arreglado para canto-piano, que es como yo llevo cantando estas canciones muchos años. Pero ya tenía muchas ganas de interpretarlas arropada por una orquesta, porque de esa manera es mucho más sencillo abrirlas a un público más amplio. Esta vez hemos cogido canciones que ya estaban armonizadas para orquesta. La idea es sacar un segundo disco con más canciones de este repertorio que todavía no están arregladas en este formato más atractivo.
P.- Casi todas las canciones tienen un denominador común: el encuentro de una tradición literaria popular española con la música culta.
R.- Es cierto. Me interesa mucho la poesía. Estos textos enriquecen muchísimo las canciones. Hay verdaderas joyas, como las composiciones de Toldrá inspiradas en versos de Lope de Vega, o los cantos populares recogidos por Esplá en Lírica española. Nuestra música viene del pueblo, es innegable. Es algo que también sucede en Alemania, y en cualquier país que analicemos. Este disco ofrece también una diversidad de las distintas tierras de España: Cataluña, Navarra, Andalucía... Incluso viajamos a las Antillas de la mano de Monsalvatge y sus Cinco canciones negras.
P.-¿Siente predilección por algún título?
R.- Para mí están envueltas en un aroma mediterráneo y en una gran riqueza armónica. Quizá las Seis canciones de Toldrá, con letras de poetas del Siglo de Oro, son para mí las más emotivas. Llevo toda la vida cantándolas y las siento muy hondo.
P.-¿Cómo surgió la posibilidad de grabarlas con Deutsche Gramophone?
R.- Bueno, en este tiempo les toca a los artistas llamar a las puertas de las discográficas y presentarles todo muy bien atado. Les propusimos grabarlas con la Sinfónica de Navarra. Acogieron nuestra propuesta y es una gran oportunidad que estas canciones tengan ahora un mayor recorrido. Esperemos que su comercialización no se limite a España.
P.- Este viernes estrena la ópera de Poulenc La voix humaine en los Teatros del Canal. Casi una hora sola en el escenario. ¿Intimida?
R.- Es un reto muy exigente pero lo afronto con mucha ilusión. Estamos intentando dar una visión más amplia del personaje femenino. Quizá hasta se ha interpretado demasiado apegado a la obra de Cocteau. Pero Poulenc lo dijo bien claro: "No es una mujer mayor a la que su amante ha abandonado". Lo dejó escrito en sus notas para su interpretación.
P.-¿En qué sentido os alejáis entonces de Cocteau?
R.- En la pieza teatral es muy explícita la desesperación de esta mujer. Incluso queda claro que ha intentado suicidarse. Se siente culpable y padece una sensación de abandono brutal. En nuestro montaje intentamos seguir la consigna de Poulenc. Por eso le damos un tono más optimista. Al fin y al cabo esa ruptura supone para ella empezar un nuevo camino, que puede ser mejor que el que ha seguido hasta ahora. Vocalmente es un tour de force.
P.-¿Cree que se adapta bien su voz a un personaje tan dramático y oscuro?
R.- Es que en realidad no es tan oscuro como se ha hecho hasta ahora. Normalmente lo han afrontado cantantes más mayores, cuya voz suele estar en un estadio más oscuro. Pero hay que escuchar a Poulenc y seguir su intención al componer la partitura. Él escribió tres obras, incluida La voix humaine, expresamente para su musa Denise Duval, una soprano lírica que tenía una voz muy, muy parecida a la mía.
P.- Y el sábado 19 se va a Cuenca para cantar allí Los grandes motetes de Rameau. ¡Vaya agenda la suya!
R.- La verdad es que dudé cuando me lo propusieron porque estaba muy cerca de las representaciones de La voix humaine, pero cuando escuché los motetes me lancé. Me parecieron preciosos. Es un registro muy diverso a la ópera de Poulenc. Es una música muy francesa en el fondo, pero las raíces son claramente italianas. Y su religiosidad es bastante lúdica. Me siento muy cómodo con ellos.
P.- Con este concierto la Semana Religiosa de Cuenca conmemora el 250° aniversario de muerte. ¿Qué importancia tiene para usted Rameau en la historia de la música?
R.- Es una figura crucial del barroco francés. Yo, sinceramente, no conocía estos motetes antes. Me han encandilado. Y las óperas suyas que conozco me parecen estupendas, un lugar de paso inevitable para los franceses.