Image: Javier Gomá

Image: Javier Gomá

El Cultural

Javier Gomá

"El arte contemporáneo raramente emociona"

26 septiembre, 2014 02:00

Javier Gomá. Ilustración: Luis Parejo

El filósofo y director de la Fundación Juan March publica en unos días su Tetralogía de la ejemplaridad, en la que reúne Imitación y experiencia, Aquiles en el gineceo, Ejemplaridad pública y Necesario pero imposible.

¿Qué libro tiene entre manos?
Es duro admitirlo, pero he llegado ya a la edad de la relectura. Ahora mismo estoy con la Odisea. Lo combino con nuevas lecturas, como lo último de Menéndez Salmón, que leeré a continuación. Y tengo libros abiertos de poesía, teología y ensayo, a los que vuelvo de rato en rato y voy avanzando.

¿Ha abandonado algún otro por imposible?
Lo hago sin parar y sin mala conciencia. También me salgo del cine. Del teatro me cuesta porque no querría desanimar a los actores si se dieran cuenta de la deserción.

¿Con qué escritor le gustaría tomarse un café mañana?
Con Jane Austen, aunque según las biografías no era particularmente simpática.

Cuéntenos alguna experiencia cultural que le cambió su manera de ver la vida.
Probablemente, la biblioteca de mi padre en la casa familiar. En esa época de descubrimientos múltiples, casi me daba vértigo pasar de un autor a otro y tenerlos todos allí, a mi disposición, casi siempre a horas febriles de la madrugada.

¿Cuántas veces va al teatro al año?
Muchas. Me gusta mucho el teatro. Y asisto a todas las funciones del Teatro Real porque soy patrono.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
El problema del arte contemporáneo es, precisamente, que se entiende muy bien pero raramente emociona. Muchas veces es un juego mental. Y, como he escrito, el arte se mantiene en su mayoría en un paradigma estético (el arte de la subjetividad) que ha dejado de estar a la altura de su tiempo y ya no nos interpela, salvo como ingeniosidad, como decoración o como mercancía.

¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado? Ejerza por favor de crítico, en dos o tres líneas.
Fui con uno de mis hijos a visitar la exposición dedicada a Cartier-Bresson en la Fundación Mapfre. Me gustó. Y me impresionaron en especial las fotos dedicadas a los trabajadores franceses en vacaciones. La oportuna información del montaje explicaba que antes de la segunda Guerra Mundial una ley había aprobado el derecho de los trabajadores a unas vacaciones pagadas y eso dio lugar a que por primera vez se viera a obreros en lugares de ocio o descansando a la ribera del río. Me produjo gozo la idea y me dio que pensar.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en su casa?
Lo máximo para mí es una vasija de cerámica griega de figuras negras o rojas del siglo V a.c. A veces las firman los artesanos, otras veces no.

¿Cuál es el preferido entre todos sus libros? ¿Por qué?
Quizá Aquiles en el gineceo porque es una obra secretamente confesional: elevando la anécdota personal a categoría filosófica abstracta y general, cuenta mi adolescencia y el paso a la madurez. También porque es la obra preferida de otros escritores.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
De las críticas razonadas en largos artículos de revista, que son como ensayos, sí se aprende. De las cortas en suplementos se aprende más bien sobre la recepción social de tu obra, lo cual es también importante.

¿Qué música está escuchando? ¿Es de ipod o de vinilo?
Oigo música todo el tiempo, sin parar. Uso Spotify a destajo, que combino para la música clásica con Naxos. Pero he de añadir con humildad que, aunque la oigo, no siempre la escucho. Me sirve para crear un ambiente pero sólo a veces le presto la atención que requiere una escucha musical apropiada.

¿Es usted de los que recela del cine español?
El problema que un español tiene con el cine español es que no le llega la oferta filtrada. Lo que llega a España procedente de Francia, Hungría, India o EEUU ya está más o menos seleccionado por el éxito o por el prestigio, y aun así muchas veces se estrena en España un cine extranjero muy malo. En cambio, aquí tenemos noticia de todo, de lo bueno y de lo malo, y eso perjudica la imagen del cine español.

¿Cuál es la película que más veces ha visto?
Sin contar Aterriza como puedas, que la he visto tantas veces que me sé de memoria todos los chistes, quizá Viaje a Italia (Te querré siempre) de Rosselini.

¿Qué libro debe leer urgentemente el presidente del Gobierno?
Sospecho que lo que debería hacer una persona que ocupa la presidencia del Gobierno es justamente emanciparse de lo urgente de vez en cuando y entregarse a ese ocio activo que no sirve para nada pero que, como dice Cervantes, "distrae nuestras melancolías" y añade algo de sabiduría, de poesía o de picante al mundo drenado y fosilizado de la política. Y para ese fin, resulta apropiado Gargantúa y Pantagruel de Rabelais.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta España porque es lo mío y amo lo propio. Los primeros españoles, además, eligieron muy bien dónde asentarse, sol y montaña y buen clima. No me siento muy identificado con los periodos moderno y contemporáneo de la historia de España, aunque tampoco reniego de ellos. Me gusta la Edad Media y el periodo democrático contemporáneo inaugurado con la transición: primera vez que la clase media de este país adquiere protagonismo histórico y con gran éxito. En cambio, no amo a España por un sentimiento nacionalista. Me declaro cosmopolita, lo que quiere decir que el único pueblo del mundo, y la única nación, que realmente me importa es la humanidad. Con todo, también en eso España me gusta, porque es intersección entre Europa, América y África.

¿De qué libro, película u obra de arte le hubiera gustado ser autor?
Del Homo cuadratus, el dibujo de Leonardo da Vinci. Y de El doríforo de Policleto.

Imagine que le nombran ministro de Cultura. ¿Cuál sería su primera decisión?
Dimitir, procurando hacerlo con gran estilo, con anticuada grandiosidad. Dimitiría porque seguro que tengo un libro o un artículo a medias y me parece más importante terminarlo.