Carmen Garrido
"Tan solo Velázquez supo apreciar la valía de El Greco"
La conservadora del Cuerpo Facultativo de Museos y jefa del Gabinete de Documentación Técnica del Museo del Prado publica El Greco pintor. Estudio técnico una obra que explora las habilidades del pintor a través de 34 obras
"Tendría que contarte la historia de mi vida", arranca Carmen Garrido, (Madrid, 1947) al preguntarle cuándo surge la idea de escribir El Greco pintor. Estudio técnico. Todo se remonta a 1978 cuando desde El Museo del Prado se planteó crear un Gabinete de Documentación Técnica, del cual se hizo cargo ella hasta el 2012. Garrido se había preparado para ello y lo montaron con pocos medios. Vieron la necesidad de crear un informe técnico de cada obra que entrase en sus paredes y ahora ya hay cerca de 3000. "Establecimos que el primer pintor al que estudiar tenía que ser El Greco pero poco a poco empezamos con Velázquez, Goya y El Bosco", comenta. Se comenzó a abrir un nuevo universo en el momento en el que empezaron a llegar obras del pintor para ser restauradas, de modo que las investigaban haciendo que aumentara lo que sabían sobre él. Ahora, todos esos estudios se resumen en 500 páginas que contienen 34 fichas de obras del autor.
Pregunta.- Estamos hablando, por tanto, de más de 30 años de investigación sobre El Greco. ¿Cómo ha sido?
Respuesta.- Sí pero no solo con El Greco. Empecé con los primitivos flamencos en el instituto de restauración pero ya había ayudado cuando plantearon la radiografía del cuadro El entierro del conde de Orgaz. El último, que en su momento no se pudo, ha sido El expolio. Son cosas que llevan muchos años porque el cuadro estaba en el altar y de los altares no se bajan las obras a menos que haya una restauración de por medio. A veces se pide permiso pero es difícil.
P.- También ha habido viajes para estudiar su obra en su contexto, ¿no?
R.- Sí, he ido a ver los lugares en los que vivió y los cuadros que pintó. He viajado mucho y aprovechaba las visitas a los museos para ponerme en contacto y hablarles sobre la investigación. Fuimos a Grecia para estudiar algunos iconos para completar con las dos etapas que faltaban como la cretense, que abre el libro. Luego fuimos ayudados por un profesor milanés que nos puso a nuestra disposición su equipamiento y fuimos a Módena a ver el Tríptico que marca un punto muy importante, es pequeño pero importante.
P.- ¿Bajo qué criterios se han seleccionado las obras para este libro?
R.- Son 34 estudios con sus fichas y el epílogo, en el que se hace referencia a otras obras. Pero un apostolado, por ejemplo, tiene 13 cuadros y un retablo 5 o 6. El conjunto de Illescas ya son cinco cuadros lo que hacen 70 obras en el libro. Como decía Goya, el tiempo también pinta y los materiales también se transforman. La manera de hacer está ahí por lo que hemos ido a poner las mejores obras. Obras maestras que nos ilustraran aquello que queríamos.
P.- ¿Cómo ha sido la elección del hilo conductor del libro, en este caso, las técnicas que utilizaba el pintor?
R.- Me he dedicado al estudio de la técnica. Un pintor actual te lo cuenta pero en ellos hay que averiguarlo, hacer radiografías, infrarrojos, análisis. Todo ello junto a lo que se conoce del cuadro en técnica y estilismo te lleva a plantearte temas y resolver su proceso creativo.
P.- Y, ¿cómo ha sido la evolución de esas técnicas en sus distintas etapas?
R.- Es una evolución fuerte en el desarrollo de las figuras. Los cuadritos del principio que pinta en Italia son pequeños. El gran cambio al llegar a España es que tiene que cubrir espacios grandes. El primero fue el Retablo mayor de Santo Domingo el Antiguo, el propio Expolio y un encargo de la catedral y El martirio de San Mauricio para El Escorial. Cuanto más grande le permite estirar las figuras hasta el infinito. Usa contorsión y formatos extraños. Hay algo gestual que va evolucionando pero mantiene su sello y autenticidad.
P.- En realidad fue un artista muy complejo
R.- Cuando miras un cuadro suyo ves un oscuro pero en el oscuro se ve profundidad. Es un pintor técnicamente fantástico y evoluciona lo que aprende en Italia. La pintura italiana veneciana fue su referente y Tiziano, dicen, su maestro. Y lo que le rodea como Bassano y Tintoretto. También estuvo en Roma, y dijo de Miguel Ángel que no sabía pintar. Le gustan los logros de la pintura veneciana y El Greco se convierte nexo fundamental para la pintura española. Esas transparencias que crea las siguen Velázquez y Goya, por ejemplo.
P.- ¿Fue un modelo para los artistas españoles?
R.- En su momento lo fue bastante pero fue muy incomprendido porque todos los que hacen algo nuevo son demasiado adelantados para el momento. Tan solo Velázquez supo ver su valía.
P.- El Greco tiene muchas obras pero hay unas cuantas atribuidas a su taller ¿Cómo se puede diferenciar una original del cretense respecto a las de sus alumnos?
R.- Hay que tener sensibilidad. Se puede ver en las medidas de cualquier Santo; un san Gerónimo, una virgen. Cuando un cuadro no tiene una lectura conjunta es que le pasa algo. Si frente a un cuadro piensas que has visto cosas mejores es un indicador. Realmente el ejemplo claro es La virgen de la caridad de Illescas. Es algo que se ha dicho siempre pero nosotros traemos el por qué. Todos los detalles de abajo son horribles, hay unas manos demasiado grandes, una cara torcida y queda raro. Una copia no tiene la estructuración de un original y se ve en los recursos y en las formas de hacer.
P.- De todos modos habría alumnos en su taller que hicieran buenas copias de sus obras, ¿No?
R.- Antes se llevaban las cosas más hechas y trabajadas. En composición tenía una manera veneciana de proceder y ahora se ven cuadros sin calidad alguna. Se ve que en algunos ha trabajado con el taller pero tiene su marca. No todos hacen lo mismo pero tienen los mismos parámetros. Hay gente buena pero cuando pones la copia al lado de la original se ven las diferencias. Algunas están mejor resueltas que otras, la musculatura, por ejemplo. Pero esas deformaciones a él le salen bien y los que copian no unen músculos con los huesos. Lo hacen lo mejor posible pero El Greco da formas, sombras y volúmenes con el color exacto.
P.- De todas las obras que tiene El greco, ¿hay alguna que sea especialmente imprescindible?
R.- Para mí es importante ver el principio y el final. Para estudiar el Tríptico de Módena esperamos dos años a conseguir los permisos. Eso marca el inicio de la evolución que tuvo después. Obras magistrales como El Expolio y el apostolado son esenciales. Pasé más de 12 horas seguidas mirándolo el Tríptico de Módena y no me cansaba. Cuando las cosas son buenas te metes en ellas como en una novela, una película o una obra de teatro. Se te hace corto, nunca es bastante. Si en media hora te has aburrido es que era malo. Así pienso yo al menos.