Alberto Reguera: "Tenemos que crear una convulsión en la mirada del espectador"
El artista expone 'El aura de la pintura', una retrospectiva que recorre su trayectoria de 1990 a 2015 en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente de Segovia
9 febrero, 2016 01:00De sus viajes a Estados Unidos recuerda una anécdota que le trae al presente. Uno de sus galeristas de allí tenía obra del artista Esteban Vicente, él le admiraba y sabía de su importancia a nivel internacional. Ahora, Alberto Reguera (Segovia, 1961) expone en el museo que lleva su nombre, Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, El aura de la pintura, una retrospectiva que muestra las diferentes etapas por las que han pasado sus paisajes abstractos. "Es una responsabilidad", dice. Se podría dividir su trayectoria en cinco etapas, dos de las cuales han sido decisivas para llegar al estilo que ahora desarrolla. En 1997, tras un viaje por Noruega cambia su manera de aplicar la pincelada, volviéndose más sutil e intentando aunar la anécdota en el paisaje con la idea de integrar la silueta del paisaje. En 2007, en cambio, deja de entender el espacio como un mero lugar donde colocar las obras y lo plantea como un instrumento, "el espacium como medium" y a partir de ahí surgen sus instalaciones pictóricas y la pintura expansiva. Es en esta misma etapa cuando la fotografía pasa de ser a un boceto mental a una obra de carácter propio. Ahora, tras toda la experiencia anterior se encuentra en su quinta etapa en la que vuelve a practicar la pintura plana añadiendo lo aprendido, "se supone", bromea. Pregunta.- El Museo e Arte Contemporáneo de Esteban Vicente le dedica El aura de la pintura. ¿Qué vamos ver? Respuesta.- Vamos a ver unas obras que van de 1990 a 2015 que ocupan cinco etapas que no están totalmente delimitadas de mi trabajo. Dado que doy mucha importancia al espacio, hemos planteado todas las vertientes que trabajo, como son las pintura expansiva, la pintura plana, la instalación pictórica, la fotografía y el vídeo, intercalando esas disciplinas, aunque me gusta más la palabra vertiente, con las épocas. A partir de ahí vemos obras que confrontan diferentes periodos y soportes podemos ver cómo funcionan todas ellas dentro de un mismo lenguaje que se ha ido transformando. Todas parten de la idea de un paisaje abstracto, un paisaje no entendido como la idea de una representación formal sino como la huella que deja ese paisaje, o las emociones que se derivan de su contemplación o que en su entorno sugiere. P.- Al fin y al cabo el objetivo del arte debería ser crear emociones, ¿no? R.- Esa es una de las finalidades, emocionar a partir de algo que sea realmente auténtico aunque esté al margen de las modas o sea más intemporal. Ser uno mismo e intentar hacerlo lo mejor posible con una técnica que con los años se va depurando. A medida que han ido evolucionando en volumen también he intentado involucrar al espectador, intentando que navegue visual y físicamente a lo largo de algunas obras. P.- ¿Es un espectador activo lo que busca? R.- Exactamente. En esta última exposición, como en las que llevo haciendo últimamente, hay relación entre la materia, el espacio y el espectador. Hay que acentuar la palabra interactivo porque realizo un trabajo que parte de la pintura plana que con los años se ha ido engrosando y de manera natural se ha convertido en un objeto, que es lo que llamo instalación pictórica. Ese objeto que luego he trabajado por todos los lados lo he independizado del muro y lo he instalado en el suelo. El espectador dependiendo de donde sitúe su mirada va a componer su propio paisaje de pintura. Un poco como aquello que decía aquel poeta francés Jules Laforgue "la pintura sin espasmo de ojo y es como un amor platónico, no realizado". Creo que tenemos la obligación de crear esa convulsión íntima de la mirada, ese espasmo del ojo en el espectador, interpelarle a partir del espacio y de la materia.
Escenarios naturales en hibridación, 2014