Montero Glez
El escritor ha recibido el Premio Ateneo de Sevilla por El carmín y la sangre, una novela sobre Ian Fleming que publicará Algaida.
Montero Glez (Madrid, 1965), autor de novelas como
Besos de fogueo,
Cuando la noche obliga,
Sed de Champán o
Polvora negra, acaba de recibir el Premio de Novela Ateneo de Sevilla, dotado con 24.000 euros, con
El carmín y la sangre, una novela de espías protagonizada por Ian Fleming, el autor de James Bond. Basado en hechos reales, la misión de Fleming durante la II Guerra Mundial estuvo destinada a coordinar la inteligencia británica entre Gibraltar, Tánger y Lisboa, tratar de que Gibraltar no fuese bombardeada y de que las flotas de submarinos alemanes, aquellas "manadas de lobos grises", hicieran el menor daño posible a las flotas británicas de suministros.
Pregunta.- ¿Qué significan para usted premios como el Ateneo de Sevilla?
Respuesta.- En una sociedad justa yo no sería un escritor, sería un hombre que escribe. En una sociedad justa no existirían los premios pues tampoco existirían los castigos. Yo aspiro a una sociedad justa, a ser un hombre que escribe en una sociedad en la que no existan los premios ni los castigos. Sin embargo,
como vivimos en una sociedad injusta, sigo siendo un escritor que se presenta a premios para combatir los castigos.
P.- El carmín y la sangre está basada en la vida de Ian Fleming durante la II Guerra Mundial. ¿Cuándo empezó a interesarse por esta historia?
R.- Descubrí el paso de Ian Fleming por la Península durante la II Guerra Mundial porque me interesaba la historia de los espías que estuvieron aquí en esos años. Hubo mucha fluidez, sobre todo de nazis, y muchos se quedaron aquí, por la costa de Cádiz. Y aquí tienen buenas casas, nació su descendencia... Recogiendo datos me encontré con Ian Fleming y a partir de ahí tiré del hilo. Y di con el personaje para la novela.
P.- ¿Quién era Ian Fleming en aquel momento?
R.- Por aquel entonces no había escrito casi nada, desde luego no sobre su creación,
James Bond. Era el comandante Fleming y había llegado aquí destinado a la operación Goldeneye.
La vida de Ian Fleming es tan rica y tan excitante y tan extrema como la de su personaje. Era un aventurero, un hombre de acción que llega para enfrentarse a su destino en una región que es completamente exótica para él. Además, la zona está devastada por la Guerra Civil, que sigue latente. Pero hay algo natural aquí, el viento, que le trasforma completamente y le cambia el eje. También conoce a una bailaora que está enseñando a la mujer del gobernador militar de Gibraltar. Tanto él como su mujer eran muy aficionados a los toros, al flamenco y al folclore español.
P.- ¿Ha querido ser fiel a los hechos?
R.- Es una novela, una ficción basada en hechos reales. Pero es cierto que
Ian Fleming estuvo destinado durante la II Guerra Mundial en Gibraltar para montar la operación Goldeneye, el servicio de espionaje para boicotear y neutralizar en el Estrecho a los submarinos nazis, las manadas de lobos grises, que acechaban los convoys cargados de alimentos, minerales y fuentes energéticas que iban a Inglaterra.
P.- ¿Qué aspectos de la personalidad de Fleming le hacían apto para este trabajo?
R.- Combatió el ataque de los lobos grises con mucha imaginación. Coordinó además la infraestructura de espionaje en Gibraltar, Tánger y Lisboa. La coordinación de esos tres puntos fue lo que se llamó la Operación Goldeneye, que se llamó así por el libro de Carlson McCullers
Reflejos en un ojo dorado. Esto aparece en la biografía de Ian Fleming, pero nunca se había llevado a la ficción. Todo lo que se había hecho hasta ahora eran pastiches de su personaje, de James Bond, pero nadie había cogido a Ian Fleming y lo había puesto en un relato, en una relación de hechos literarios de ficción.
P.- ¿Por qué ha titulado el libro
El carmín y la sangre?
R.- Da la casualidad de que se titula así por una metáfora que me gustó mucho del Cuenta 140, el concurso de microrrelatos que yo arranqué hace cinco años precisamente en El Cultural. Uno de los microrrelatos que nos gustó muchísimo decía algo así: quería pasar desapercibido como el humo en la niebla, como el carmín o la sangre en una copa de vino. Me pareció tan bueno que se me quedó grabado en la memoria.
P.- ¿Qué le parece
James Bond?
R.- Umberto Eco dice en sus ensayos sobre
James Bond que parte de la literatura de Ian Fleming viene de la influencia de Mickey Spillane, creador de Mike Hammer, un personaje de la novela negra dura americana. Ese es el mismo tronco del que sale James Ellroy, por ejemplo, y ha sido muy influyente para mí y para toda persona que se dedique a la literatura de género.
Ian Fleming tiene diálogos duros, acciones extremas... Me gustan
Casino Royal y
Vive y deja morir.
P.- ¿Y las películas?
R.- Me gusta más la literatura porque entra directa al cerebro, mientras que el cine tiene que pasar antes por la retina. Aun así mi James Bond favorito es Sean Connery.
@JavierYusteTosi