Image: Alejandro Palomas

Image: Alejandro Palomas

El Cultural

Alejandro Palomas

"Si un libro no me gusta lo pierdo con facilidad"

9 diciembre, 2016 00:00

Ilustración: Luis Parejo

Alejandro Palomas (1967) acaba de lanzar Las dos orillas, un relato ilustrado que redondea lo narrado en Un perro (destino), mientras disfruta del éxito italiano de Un hijo, premiado con el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

¿Qué libro tiene entre manos?
La decisión de Sophie, de William Styron.

¿Ha abandonado algún libro por imposible?
Decenas, cientos...

¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Con Sophie.

¿Recuerda el primer libro que leyó en su vida?
Oscar, Kina y el Láser de Carmen Kurtz.

¿Qué libro le regalaría estas Navidades a Guille, el protagonista de Un hijo, y por qué?
El principito, porque él sí lo entendería.

¿Y a Amalia (estrella absoluta de Una madre)?
Un hijo, porque sé que le encantaría.

¿Qué aporta Las dos orillas a la historia de Un perro?
La llave del tesoro para todos/as los/as amantes de los perros y para quienes ya quieren a Amalia, a Rulfo y a Max.

¿Y las ilustraciones de Fernando Vicente al relato?
Aportan magia con mayúsculas. Y sentido. Y cosas hermosas.

Ahora que Fer se ha reconciliado consigo mismo gracias a Rulfo, ¿que nuevo relato tiene entre manos?
Tengo un mundo que gira en mi cabeza, tengo un color y una voz, pero de momento mis manos siguen quietas, aunque por poco tiempo.

¿Cuántas veces va al teatro al año?
Todas las que puedo. Sobre todo cuando viajo.

Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
La lectura de La historia interminable de Michael Ende, sin duda. Y también la reciente lectura de los seis volúmenes de Mary Poppins en versión inglesa.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Entiendo que si me emociona es que lo entiendo.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Raoul Dufy y de Modigliani.

Ejerza de crítico de la última exposición de arte que ha visitado.
Maravillosa. La primera restrospectiva de Julio LeParc es una sorpresa para los sentidos más reticentes y para quienes lo contemporáneo es sinónimo de ajeno. Hace fácil lo matemático, humano lo químico y transforma en curiosidad infantil toda la capa de prejuicio adulto que nos ocupa. Un mago, eso es LeParc.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve de algo?
Me sirve y mucho, sobre todo la de los lectores/as.

¿Qué música escucha en casa? ¿Es de iPod o de vinilo?
La verdad es que no escucho música en casa. Ni en casa ni en ninguna otra parte, excepto en el coche y cuando viajo. Entonces sí. Tengo un solo disco que escucho sin parar: las Gymnopedies de Satie.

¿Prefiere leer en papel o ya se ha pasado al Ipad?
Papel, siempre papel. ¡No tengo iPad!

¿Cuáles son sus rutinas lectoras, tiene alguna hora especial, lee varios a la vez, deja de leer cuando escribe?
Leo solo un libro a la vez. Si me gusta, lo devoro hasta terminarlo. Si no termina de gustarme, suelo perderlo por el camino con facilidad. No soy muy tolerante con las lecturas, la verdad. Y sí, dejo de leer cuando escribo, más por temor injustificado que por otra cosa.

¿Es usted de los que recelan del cine español?
Al contrario. Soy de los muy tolerantes, aunque si soy sincero, hay algo a el cine francés que a priori" despierta más mi curiosidad.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta España como me gustan muchos países. Me gusta el cielo, me gusta la variedad de climas, paisajes y caracteres. Me gusta la capacidad de disfrute de sus habitantes y el color, el color que todo tiene.

Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Quizá podríamos empezar por no hablar de España como de “un conjunto de familias” y empezar a referirnos a nuestra sociedad como un conjunto de “personas”. Culturalmente supondría un cambio fundamental.