Antonio Garrigues Walker
"Ser culto abre las puertas del futuro, la ignorancia las cierra"
18 enero, 2019 01:00Antonio Garrigues Walker. Ilustración: Ulises
Antonio Garrigues Walker, jurista y dramaturgo, nos recuerda en su último libro, Manual para vivir en la era de la incertidumbre (Deusto), los orígenes del malestar actual y nos da buenas razones para resistir.
Siempre tengo varios y cada vez leo peor. Ahora estoy con La integración del conocimiento de Carlos Blanco, La edad de la sabiduría de Francisco Alfaro y Breves respuestas a las grandes preguntas del desaparecido Stephen Hawking.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
La convicción de que no me aporta nada nuevo.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Con Kafka estaría encantado y le comentaría todos sus libros y en especial El proceso. Lo pasaría en grande.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
No. Tengo una especial mala memoria de la época en la que empezaría a leer pero me atrevo a pensar que fue un libro de poesía. Tampoco recuerdo el primer beso.
Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambiara su manera de ver la vida.
Las conversaciones con Pepín Bello, un hombre clave en la Residencia de Estudiantes, que me contaba las grandezas y algunas miserias de los grandes personajes que él conoció allí como Dalí, Lorca, Buñuel y otros muchos.
¿Cuándo y por qué nació su pasión por el teatro?
Empecé por la poesía cuando era muy joven y de ahí derivé hacia el teatro de forma natural. Me impresionaron especialmente mis visitas al Actors Studio en Nueva York, para estudiar la dirección dramática. Mi primera obra la escribí hace más de 60 años y se titulaba Oda para que las mujeres sean bellas, fértiles y fecundas, y la última se llama La farándula del saber. Y ya ando pensando en la próxima.
De "optimista racional" ha pasado a definirse "optimista escéptico". ¿Es un proceso, tal vez, hacia el pesimismo?
No. Lo racional y lo escéptico no son valores contradictorios. Hay una relación casi necesaria entre ellos. Soy claramente optimista.
Afirma en su nuevo libro que parece como si hubiéramos renunciado a nuestra historia, a nuestro acervo cultural y a nuestra confianza. ¿Podemos remediarlo?
No digo que sea así, sino que parece, y eso forma parte del desgaste del modelo democrático y económico.
¿Está nuestra realidad desprestigiada?
Sí. Es mucho mejor de lo que nos decimos unos a otros.
La nostalgia no es una opción, concluye en uno de los capítulos. Díganos por qué.
La nostalgia es estéril.
¿De qué libro le hubiera gustado ser autor?
De cualquiera de los de Kafka.
¿Cómo suele informarse de las novedades editoriales, teatrales y culturales, en general?
Visitando librerías, un oficio que recomiendo, y sin duda leyendo los suplementos culturales de periódicos españoles y extranjeros. Con motivo del 20 aniversario de El Cultural, afirmé que ha sido "una referencia esencial de nuestra vida pensante". Y lo sigo afirmando.
¿Es usted de los que recela del cine español?
Voy muy poco al cine. En mi tiempo libre opto siempre por el teatro. Pero no recelo del cine español.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Sí y me admira cómo el arte refleja los valores, los sentimientos, y las limitaciones de su época.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Ya no quiero ni una más. Prefiero verlas en un museo.
¿Qué libro recomendaría a nuestros gobernantes?
Cómo el diálogo puede transformar tu vida de Theodore Zeldin. Ya se lo he enviado a varios líderes políticos.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Es grande, es libre, es bella, es alegre, es divertida, es seria, es única y es la mejor nación del mundo. Es decir, pienso lo que piensan todos los ciudadanos del mundo de sus patrias. La diferencia es que yo estoy en lo cierto.
Déjenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Educando a la ciudadanía en que la cultura está directamente relacionada con la felicidad, la autoestima y el provecho económico. Ser culto abre todas las puertas del futuro y la ignorancia las cierra.