Arte

Luz en la oscuridad

28 febrero, 2001 01:00

Metrónom. Fusina, 9. Barcelona. Hasta el 7 de marzo

Jordi Guillumet y Mònica Roselló presentan una instalación que consiste en proyecciones, ya sea de diapositivas, ya sea de vídeo, sobre pantallas fosforescentes. Al cerrarse el proyector y con la oscuridad intermitente, la pantalla conserva la impronta de la luz o de la imagen proyectada en virtud de la cualidad de la fosforescencia; esto es: la capacidad de retener la luz y desprenderla en la oscuridad.

La fosforescencia posee un registro muy rico de connotaciones. Pero uno de sus significados es el de la memoria; la permanencia de la luz en la oscuridad remite necesariamente a la idea de recuerdo. Vertiente a la que los autores han encaminado la interpretación de su instalación por lo que se desprende del texto introductorio de la exposición.

Naturalmente son posibles otras muchas lecturas. La fotografía y la fosforescencia poseen un contenido relacionado con la permanencia y la memoria; pero igualmente, por extensión, con la muerte. Esta es para mí una de las lecturas posibles de la exposición: la muerte de la imagen. Existe un momento maravilloso, entre las cubetas y los baños del laboratorio de fotografía, en que nace la imagen de la nada. La fotografía aparece mágicamente sobre el papel inmaculado. Pues bien, igualmente existe otro momento maravilloso que es el de su muerte, y éste es el instante que representan Guillumet y Roselló: al desaparecer la luz de la proyección sobre la pantalla fosforescente, queda una suerte de halo, el fantasma de la imagen, que se va descomponiendo lentamente hasta quedar la nada, la pura oscuridad. Puesta en escena de la muerte que me hace pensar en un homicidio dramático e igualmente poético, de una gran intensidad y belleza: el asesinato de un ordenador humanizado -una máquina inteligente en la película 2001: Odisea en el espacio-. El ordenador y la imagen de Guillumet y Roselló va perdiendo facultades poco a poco hasta anularse completamente. Dicho sea de paso, las imágenes pueden morir o pueden ser asesinadas de muchas maneras. Así, en una de las dos piezas de la instalación se devoran unas a las otras como expresa el movimiento mecánico y sin fin del proyector de diapositivas sin posibilidad de pausa. En todo caso la memoria es al olvido lo que la vida a la ausencia.