Image: Javier Vallhonrat

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Arte

Javier Vallhonrat

“La fotografía es el reflejo de nuestras propias contradicciones”

4 marzo, 2004 01:00

Javier Vallhonrat. Foto: Mercedes Rodríguez

Preocupado por las contradicciones, por la realidad y la apariencia, por lo escurridizo de la fotografía, Javier Vallhonrat llega a la Fundación Telefónica con su Casa de humo. A partir del miércoles próximo sus fotografías y vídeos ocuparán las salas de la sede madrileña de la Fundación. Mientras prepara el montaje, abordamos con él su personal visión de lo fotográfico.

Javier Vallhonrat (Madrid, 1953) nos atiende entre reunión y reunión, con el laboratorio, con los montadores... Ultima los detalles para su nueva exposición, Casa de humo, un trabajo realizado expresamente para la sala de la calle de Fuencarral, un espacio que cobra protagonismo al integrarse y relacionarse con los espacios narrativos que el fotógrafo crea a través de sus vídeos y fotografías, estableciendo un diálogo en el que el espectador puede participar, llenando ese espacio con su experiencia. Vallhonrat, preocupado más por las revoluciones personales que por la política de Estado, se niega rotundamente a dar frases lapidarias y reivindica una realidad compleja, con más espacio para las contradicciones.

-Empecemos por lo más complicado: la complejidad y heterogeneidad de lo fotográfico hace difícil hablar en general pero ¿cúal es su relación con lo fotográfico?
-La de asumir la ambivalencia y complejidad de su relación con la realidad, reflejo de nuestras propias contradicciones. Hay un texto de Jeff Wall muy interesante que trata sobre la naturaleza líquida de la fotografía; habla de lo líquido y de lo sólido, de las dicotomías, y la más grande que se ha planteado siempre en torno a la fotografía es la que tiene que ver con la esencia y la apariencia. La fotografía es apariencia pero detrás siempre está la realidad, la verdad. Todos los artistas que trabajamos sobre la fotografía vemos ese asunto de la verdad como algo complejo. Y no es tanto un asunto de verdad como de ficciones. Ahí radica la contradicción: trabajamos en un simulacro de realidad. Realizamos construcciones de realidad.
-¿Quiere decir que la fotografía es una manera de elaborar ficciones?
-La fotografía se extiende en un campo de tensiones entre las ideas que tenemos de realidad y el hecho de que todo son ficciones. El fotógrafo que trabaja en este campo anuncia este aspecto resbaladizo de la fotografía: su capacidad narrativa esta siempre colapsada por su no-tiempo. Desde los 70 ha habido teorías en torno a esto pero ahora, con la aparición de lo digital, la construcción de realidad es lo esencial. Creemos que la realidad es lo que se ve y cuanto más queremos controlar la realidad más nos alejamos de ella. Sólo asumiendo la contradicción de la fotografía estaremos en una posición menos ciega.

Lecturas abiertas
-La narración es la base de su nuevo trabajo, ¿de qué nos quiere hablar?
-Planteo posibilidades de narraciones abiertas, de lecturas y sentidos simultáneos. Al mismo tiempo intento colapsarlos. En el espacio vacío que se genera, podemos incluirnos nosotros mismos como experiencia activa.

-¿Y el vídeo acentúa la narratividad?
-El vídeo y la fotografía se relacionan con lo narrativo de maneras distintas. La fotografía tiene un potencial narrativo que me interesa porque es irritante. En el vídeo, me interesan los resquicios, los espacios que se pueden generar a partir de sus posibilidades narrativas. He querido aprovechar estas dos circunstancias. Hay un impulso de abarcar el cambio, de crear sentido ante el cambio, porque lo que hace el fotógrafo es detenerlo y anunciar una posible narración que queda abierta, suspendida, no sabemos el antes ni el después, sólo sabemos que anuncia un posible cambio que, por otro lado, detenemos al hacer la foto. En el vídeo sí entramos en ese movimiento fluido del tiempo que la fotografía nos niega.

-La idea de construcción no es nueva en su trabajo, pero la maqueta de la casa ardiendo que mostrará en la Fundación Telefónica, Casa de humo, ¿habla de lo mismo?
-La maqueta ardiendo tiene varios sentidos. Uno de ellos es sin duda simbólico y poético. También me permite situarme en un territorio de fábula, y a la vez aborda la idea de construcción de realidad de la que hemos hablado antes.

-Los polos opuestos, los contrarios, el enfrentamiento, están muy presentes en esta nueva exposición en la que espacialmente, en la sala, va a enfrentar dos vídeos o dos fotografías, ¿a qué remite esta oposición?
-Es un recurso que me permite trabajar con el espacio que se genera entre estos polos. éstos varían entre unas propuestas y otras. Por un lado, los existentes entre las dos pantallas de cada videoinstalación. Por otro, los que se crean entre las lecturas que se pueden hacer de las fotografías, y las que surgen de los vídeos.

-El espectador se encuentra entre dos historias pero ¿qué debe hacer, cuál es su papel?
-No puedo contestar a esto, pero intento dejar un espacio latente que puede ser llenado con la experiencia de cada uno. Un espacio abierto para el que el espectador cree, para que pueda participar y generar a partir de los datos que se nos dan y los que se nos ocultan.

La vuelta al cuerpo
-Además, ha recuperado en parte la figura, ¿necesitaba el calor de la presencia humana?
-Sin duda. También quería abordar vivencias propias de una forma más inmediata que en otros trabajos. De alguna manera buscamos el sentido a través de nuestro trabajo.

-¿Por qué ahora?
-Quizá porque ahora tengo dos hijos de 11 y 14 años y me parece esencial comprobar cómo los niños se relacionan con la realidad y cómo ellos construyen la realidad, una manera mucho más abierta que nuestra experiencia. Me interesa mucho la complejidad, los conflictos que se dan entre el universo del niño y el del adulto. Mi trabajo actual es menos reflexión teórica y más relación con la experiencia vital.

-Su relación con la pintura quedaba muy patente en Homenajes, ¿cómo funciona esa relación en su nuevo trabajo?
-Por un lado me interesa la pura visualidad de la pintura, sus problemas formales. Me interesa cómo funciona la solidez del cuadro en un espacio narrativo abierto, como el que planteo en el proyecto Casa de humo.

-¿Qué reivindica para la fotografía?
-Nada

-¿Tras los años del boom de la fotografía se vive ahora un nuevo período de reflexión en el medio?
-Creo que el período reflexivo en torno a la fotografía tuvo su apogeo en la década pasada, aunque supongo que cada autor, ahora y antes, tendrá su propio nivel de reflexión en torno a su obra. La reflexión en torno a la posmodernidad ha fundamentado el trabajo de muchos artistas en los últimos tiempos, lo que observo es que los fotógrafos (los que me interesan) han tomado un camino hacia la recuperación de una relación con lo específico de la obra desde una perspectiva más personal, lejos de los trabajos que buscan una determinada tendencia. Las tendencias no me interesan.

-Es frecuente encontrar a pintores que se renuevan gracias a la fotografía, antes denostada. ¿Intrusos?
-Me resulta muy difícil pensar en esos términos. Creo que todos podemos nutrirnos de todo.

-Se acaba de clausurar ARCO, ¿cómo valora la feria madrileña?
-No tengo datos suficientes para una valoración global. Yo lo pasé muy bien, y siempre hay oportunidades para hacer descubrimientos interesantes. Pero no hay que olvidar que ARCO es una feria para las galerías, un acontecimiento comercial.

-No tengo más remedio que preguntarle sobre Bienales, ya que este otoño se inaugurará la de Sevilla tras dos ediciones de la valenciana.
-No sé qué decir....

-¿Arte y espectáculo, aceite y agua?
-Ya sabe, me interesan las polaridades porque crean tensión. Es una relación interesante y difícil, aunque la mayoría de las veces el resultado, cuando la mercadotecnia se mete de por medio, sea patético. Creo que hoy más que nunca el artista que no existe en el mercado tiene la sensación de no existir. El mercado del arte exige al museo y a la institución, antes algo más libres, presentar una rentabilidad también en términos de espectacularidad, de convocatoria...

-¿Qué le pediría al nuevo ministro/a de Cultura?
-Creo que es necesario hacer un trabajo de fondo, y eso implica a más ministerios que el de Cultura. Respecto al arte, mientras no se dé a los implicados un espacio de interlocución real, el trabajo será siempre muy limitado.