Arte

Carmen Calvo, día a día en EL MUNDO

ARCO 2006: El stand de El Mundo

9 febrero, 2006 01:00

Dibujo perteneciente a El baile de los ahorcados

Carmen Calvo nace en Valencia en 1950. Tras realizar estudios de Publicidad, ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia y más tarde en la de Bellas Artes. A mediados de los sesenta, y seducida por las piezas arqueológicas, comienza a incorporar fragmentos (sobre todo de cerámica) en sus obras. Primero los collages y, más adelante, los assemblages que se convierten en esculturas e instalaciones, dan idea de la teatralidad y poesía de su trabajo. En los últimos años ha realizado importantes exposiciones como la que le dedicó el Reina Sofía en el Palacio de Velázquez en 2003 o su intervención, el pasado mes de mayo, junto a Miquel Navarro, en el retablo de la catedral de Burgos, con la realización de un apostolado, una propuesta "clásica y tradicional en el aspecto iconográfico".

Todo el que ha seguido el trabajo de la artista Carmen Calvo desde el inicio de los años setenta, sabe que su rasgo principal es la acumulación de materiales, objetos, formas e ideas y su distribución sobre diferentes superficies y soportes, que van desde el simple lienzo a la fotografía anónima. Y aunque ése es tal vez el grueso de su obra, no es menos nutrida la parte dedicada a maneras más simples o directas del arte. Así la fotografía realizada por ella misma, o también manipulada, y el dibujo.

En cualquiera de los casos, tanto en éstas como en las obras matéricas, encontramos un claro denominador común, el collage establecido como procedimiento no sólo manual, sino imaginario. En Carmen Calvo, por así decirlo, todo es suma, acopio, parangón y metáfora.

Para su intervención en el stand de EL MUNDO ha elegido entremezclar fotografías en negativo y dibujos, un total de doce, seis y seis, que representan los meses del año y que recogen no tanto la actualidad propiamente dicha de los sucesos desencadenados en su transcurso, como algunos de los problemas sociales y civiles más acuciantes, como la violencia, el maltrato de género, la pedofilia, etc.

A mi modo de ver, lo menos conocido de su labor son los dibujos. Ya a principios de los años ochenta algunas de las obras de la serie Escrituras tenían como soporte el papel de periódico y, de algún modo, titulares y formas geométricas o caligráficas establecían entre sí un diálogo contrapuesto. La forma era clara, el lenguaje incógnito.

En los noventa, más en su último codo que en los inicios de la década, la base fueron hojas de libros, cuadernos, cartas, testimonios, papeles íntimos o aparentemente entrañables fueron los que hospedaron sus dibujos.

No ha desdeñado tampoco incursiones ilustrativas, en el más alto sentido del término, por ejemplo, en poemas de Francisco Brines. De hecho, ella misma informa respecto a estos dibujos presentados en ARCO, que "tanto el título general, El baile de los ahorcados, como el que identifica cada obra se han extraído de los escritos del poeta Arthur Rimbaud".

Generalmente trabajados a línea y de apariencia simple, los dibujos de Carmen Calvo han estado siempre firmemente sustentados en la cosmogonía que sugieren sus títulos. Desde los más simples y directos (¿Tan feo soy?, Y en aquel momento de despertó) a otros cargados de literatura (El propio sueño me castiga, Error sin alma ni pensamiento). Los de esta muestra en concreto, no citaré los doce, contienen referencias más ambiguas y poéticas, así Lastimeros y lánguidos sermones, quizás llenos de odio; Las frentes de las hembras dolorosas; Debajo de las ramas, su labio estalla en risas; Y que cante una nana cual niños moribundos. Iconográficamente proceden de las imágenes contenidas en los diarios, vaciadas por un lado de su contexto y literatura, y acumuladas o sumadas unas a otras hasta constituir un discurso visual abierto. El procedimiento de negativar las fotografías hace que aquéllas que podrían resultar risueñas se vuelvan oscuras y amenazadoras y, en cualquier caso, afecta a su contemplación haciéndonos buscar cuál es su significado si no verdadero, sí narrativo.


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