Arte

Destellos de la Colección Herbert

Espacio público/Dos audiencias

16 febrero, 2006 01:00

G. Richter: 1.024 colores en 4 permutaciones

Comisario: Manuel Borja-Villel. MACBA. Plaza dels Ángels, 1. Barcelona. Hasta el 1 de mayo

El MACBA presenta una selección de la colección de Annick y Anton Herbert, con sede en la ciudad belga de Gante. Poco conocida y divulgada, no está exenta, sin embargo, de interés por focalizarse en la tradición del arte conceptual, minimal y povera. Colección y muestra giran significativamente sobre el eje que marcan dos fechas muy señaladas y que nos dicen mucho del talante de los coleccionistas: mayo del 68 y 1989. Fue en el 68 cuando los Herbert, impactados por los acontecimientos políticos, empezaron a coleccionar este tipo de arte, que denominan "de resistencia", como una forma de "tomar partido" y "comprometernos", según ellos mismos expresan. 1989, fecha simbólica de la caída del muro y del fin de la utopía socialista, marca inevitablemente un nuevo ciclo y una nueva actitud ante el coleccionismo para los Herbert. La nómina de artistas que compone la colección, se dice, es muy coherente (aunque, desde otro punto de vista, se podría objetar que lo que da la cohesión es el discurso monolítico de museo y coleccionistas): On Kawara, Donald Judd, Dan Graham, Daniel Buren, Marcel Broodthaers, Carl André, Art & Language, Sol LeWitt, Bruce Nauman, Mario Merz, Gerhard Richter, Edward Ruscha, Franz West, Thomas Schötte, John Baldessari, Martin Kippenberger…
El MACBA muestra la Colección Herbert como un referente y un discurso diferente al institucional. Se la califica de "iconoclasta" y se presenta como un modelo alternativo al poder y al mercado, opuesto al discurso de los museos. Se afirma que implica otro recorrido y una visión crítica de las historias del arte contemporáneo, lineales y uniformes, institucionalizadas por los museos… Obsérvese además que esta colección, originada desde la iniciativa privada -aspecto importantísimo- justifica y legitima la propia opción del MACBA que, como se sabe, apuesta por esta misma tradición conceptual.

Personalmente formo parte de una generación que se encontró en los manuales y por todos los museos de arte contemporáneo al conceptual, al minimal, al povera… Para mi generación éste es el discurso institucional. Todos los museos se disputan a Bruce Nauman, Mario Merz, Donald Judd... Estas manifestaciones y estos artistas están fuertemente consolidados en el mercado. Puede que en sus orígenes fueran un producto marginal y muchos de ellos se resistieran a comercializar su obra. Pero ya se sabe como acaban estas historias: el sistema termina integrando sus contradicciones. Los museos y las colecciones acaban siendo el reflejo del mercado y viceversa. Aquí radica precisamente la perversidad del MACBA, al querer presentar como transgresor e iconoclasta aquello que ya tiene un precio -y alto- en el mercado.

En este punto me pregunto si es posible el arte político y qué sentido tiene posicionarse críticamente desde una institución museística. Me da la sensación de que el museo como institución tiene una inmensa capacidad de transformar en acríticos y asépticos los objetos que exhibe. Me pregunto si es posible hacer "otros" recorridos de la historia del arte, si existen historias falsas e historias verdaderas, si una pintura es menos política que un objeto...

El título de la muestra hace referencia a una obra de Dan Graham, titulada Espacio público/Dos audiencias. Se trata de una sala rectangular con dos accesos dividida por un cristal y con un espejo en uno de los lados. Los visitantes entran y se observan a través del cristal divisorio. Esta pieza se ha interpretado como una toma de conciencia de los procesos perceptivos por parte del espectador, de ahí que se haya escogido como lema de la exposición. Pero también es susceptible de interpretaciones exactamente opuestas. Y para mí este espacio, impenetrable a causa del cristal y con un espejo que falsea sus dimensiones, se me antoja una metáfora del museo como una suerte de laberinto.