Arte

Alberto Pina. Pintor humanista

30 noviembre, 2006 01:00

Primavera, 2005

Galería Utopia Parkway. Reina, 11. Madrid. Hasta el 5 de enero. De 810 a 9.100 e.

Alberto Pina (1971) prosigue su personal maratón pictórica. Cada nueva muestra es un avance en un camino que conserva el reflejo de todo lo ya pintado. Además, todo nuevo grupo de cuadros parece ampliar el jeroglífico en que se convierte analizar el conjunto de su pintura.

Suelen ser los nuevos motivos a los que recurre los que dan más pistas sobre el cambio de paso, de profundidad, de miras. Hace dos años, en su anterior individual en Utopia Parkway (que ahora cambia de sitio ganando lustre y amplitud), el artista introducía en su repertorio el motivo de los interiores en claroscuro, manteniendo algún retrato, bodegones y vistas de la ciudad desolada. Aquí, los interiores desaparecen para dar paso a arquitecturas geométricas de sólidos muros y arcos entre sol y sombra que dan a campos y exteriores no urbanos. Junto a ellos encontramos esas visiones más habituales y algo fantasmales de la ciudad desierta, de las afueras indefinidas y los territorios donde la destrucción ha hecho acto de presencia. Y montes y campos, también algo desamparados, abrasados o invernales pese a la primavera.

Pina aparece más que nunca como pintor humanista y silencioso preocupado por espacios, conjuntos y formas y no por realidades ni naturalezas. Tampoco por conceptos. Su pintura no es realista porque, aunque parte de lo que hay, no trata de lo cotidiano. Y, aunque pueda parecerlo, tampoco obedece al llamado de metafísica aunque sí posea cuotas de misterio. Se trata más bien de una pintura acrítica y emocional que no trata tanto de representar lugares existentes como su orden, su razón de ser y su vínculo con nosotros. El detenimiento temporal no convierte a los lugares en escenografías, y la soledad de objetos, edificios, calles, montes o sombras los acerca al observador. No hay presencia humana pero identificamos los espacios. Si estamos fuera de campo es porque se trata de lugares de la pintura. Reclaman una mirada reposada y afectuosa que trascienda el motivo y la anécdota del origen visual a fin de llegar a sus cualidades y su vibración.

Alberto Pina nace en 1971 en Atenas aunque vive en Madrid. Se licencia en Bellas Artes por la Complutense de donde sale marcado por las enseñanzas de Francisco Cortijo. En 2003 pasó por la Academia de Roma y desde finales de los 90 ha participado en numerosas colectivas y ha exhibido individualmente en siete ocasiones una pintura de hechuras cada vez más hondas y clásicas, potente técnicamente aunque suelta y sin trazas de academicismo.