Image: 130 con la Sala Parés

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Arte

130 con la Sala Parés

3 enero, 2008 01:00

Vista de la Sala Pares en 1901

El impresionismo no existiría sin Durand-Ruel, o Picasso sin Vollard o Kanhweiler… No existirían sin los grandes marchantes que sentaron las bases del mercado del arte a finales del XIX. Así ocurrió en España con la Sala Parés, la primera galería de arte profesional, que ahora celebra, con una exposición y un libro, su 130 aniversario.

En nuestro país, falta por hacer -aunque no faltan aproximaciones fragmentarias- una historia que preste atención a aquellos aspectos que -como las galerías, la formación o las revistas- tal vez podrían aclarar y situar los procesos artísticos. De todos modos, hay episodios ineludibles como el de la Sala Parés que celebra el 130 aniversario de su fundación.

Es significativo que la Sala Parés surgiera en Barcelona. La ciudad poseía una estructura social que favoreció la aparición de una iniciativa como la de la Sala. Además, la Sala Parés representaba la iniciativa privada que suple el vacío institucional. Desde 1877 hasta 1925 se exhibieron en la galería artistas como Rusiñol, Casas, Picasso, Nonell, Mir, Anglada Camarasa, entre muchos otros. Se trata de un estadio muy primitivo y no especializado en el que la galería absorbe, sin un criterio selectivo, la producción de los artistas. Con el paso del tiempo, el mercado del arte en Barcelona llegará a cotas de una altísima sofisticación. Otros marchantes tomarán el relevo: Santiago Segura, creador de una verdadera industria cultural, y Josep Dalmau, que pasa por ser el promotor del arte marginal en un momento dinámico para la industria catalana durante la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo, quienes transformaron el mercado del arte en España fueron los hermanos Joan Antón y Raimón Maragall, hijos del poeta. Al adquirir la Sala Parés en 1925, éstos, que disponían de recursos económicos suficientes, importaron las estrategias y procedimientos de los marchantes franceses, el sistema de exclusivas, que aplicaron a escala local. Esto significa monopolizar la producción del artista, a cambio de una mensualidad, para imponer unos precios en el mercado. Cuando el stock está hecho, promocionar representa crear una demanda: prestigiar e incitar el interés por un objeto a través de medios cada vez más complejos (exposiciones, participación de instituciones, publicaciones, medios de comunicación, etc). Esta es la dinámica del mercado del arte: permite -o permitía- crear una base estable para el desarrollo de los artistas, así como del coleccionismo. En un mercado provinciano, como era el español, los hermanos Maragall introdujeron un modelo profesional.

Al principio, los Maragall tanteaban posibilidades, trabajaron con un espectro amplio de artistas. En el contexto de la época, se podría decir que defendieron una modernidad moderada. Sin embargo en la posguerra, la Sala Parés acabó por ser el símbolo del inmovilismo y la comercialidad más banal. ¿Las causas? Cuando llegó el informalismo, e incluso los criterios oficiales empezaron a modificarse, la Sala Parés reaccionó y respondió críticamente. Como dice Francesc Miralles en el libro que conmemora sus 130 años, la Sala Parés era la galería más potente, la única capaz de replicar y plantar cara al arte de innovación. Pero hay algo más perverso, aunque el arte en sí mismo es ajeno a este tipo de asociaciones: la pintura conservadora se acabó asociando a una posición política conservadora.

Cierto es que la Sala Parés ocupó un espacio y defendió una figuración de calidad, aunque muy posiblemente impidió también la germinación de otras propuestas figurativas al margen de un canon muy determinado. Ni la pintura metafísica, ni las derivaciones del pop, por citar algunos ejemplos, han tenido particular predicamento en Barcelona… Acaso entre otros motivos, su ausencia se explique también por la Sala Parés.

Cuando la siguiente generación Maragall toma el relevo en 1988 se intenta una renovación. Pero la historia de la galería pesa como una losa, y éste es el reto: promover una figuración creativa y en sintonía con los tiempos.