De Barcelona a la Tate Modern, con siete años

Iker Martínez, junto a su obra, Paseo por los espacios

MARTA CABALLERO
En España hay artistas que pagarían por exponer en la Tate Modern. De momento, la primera obra -instalación, podría decirse- de Iker Martínez Alandi, podrá contemplarse allí. Raro que una ópera prima se exhiba en uno de los museos más importantes del mundo, pero más raro resulta si se trata de un artista de sólo siete años.

Este niño barcelonés ha ganado el Proyecto Internacional de Arte Unilever, y ahora espera ansioso que la organización le lleve hasta la capital británica para ver su creación compartiendo edificio con Munch y Picasso. No quiere ser pintor, sino arqueólogo, porque gusta de hallar huesos entre la tierra, pero según reconoce su madre, Nuria Alandi, al escolar le atrae la pintura desde muy pequeño: "Su abuelo era el que se sentaba a dibujar con él. Iker pinta cada vez que tiene un rato, porque no es muy movido".

Sus fuentes de inspiración son de lo más improbable: De Bob Esponja a Bola de Dragón, pasando por Bart Simpson, que luce en su indumentaria. Ahora bien, que nadie crea que la obra seleccionada tiene algo que ver con la televisión. De técnica mixta, simboliza los espacios de la polis. Así la describe él: "Son cubos que representan la ciudad. La ciudad de Barcelona, una ciudad". Se trata de una serie de cajas que albergan distintos lugares de la capital catalana, incluidos el barrio y la escuela del artista y, claro, al propio artista. Varias fotografías pegadas a modo de collage exhiben la Sagrada Familia y esculturas de Miró, las favoritas de Iker, en esta obra titulada Paseo por los espacios.

Quien la firma nunca ha puesto un pie en Londres ni tampoco puede concebir cómo es la Tate: "Supongo que habrá muchos cuadros de gente importante", cuestiona curioso. El 2 de abril sabrá cómo es el lugar, donde le recibirán junto a otros artistas ganadores de otros países. Paseo por los espacios se exhibirá junto con otras catorce obras inspiradas, según los requisitos del concurso, en la creación de Dominique González-Foerster, cuya pieza TH.2058 estará expuesta en la Tate Modern hasta el próximo 13 de abril. Sólo en la presente edición se presentaron cientos de obras procedentes de escuelas de países de todo el mundo tan diferentes como China, Grecia, Bolivia, Japón, Turquía y Gran Bretaña.