Sara Ramo
"Más que pertenecer a lo cotidiano, mis obras lo transforman"
5 junio, 2009 02:00Sara Ramo. Foto: Lou Cheyenne
Es una de los 4 artistas españoles en Venecia y la más joven en ocupar el espacio del Jardín Botánico en el marco de PHotoEspaña, donde presenta su primera individual en nuestro país. Dos citas en las que la artista se aferra a lo cotidiano como un niño a un caramelo.
-Si tuviera la desgracia de vivir encerrada en algún lugar, creo que mi forma de resistencia sería inventar algo, un mundo con la cuchara, la pared, una sábana…Hay para mí una potencia libertaria en esta idea de crear mundos propios .
-Una potencia que siempre sitúa en su entorno doméstico...
-Creo que la dimensión de mis ideas tiene una escala doméstica porque no hay en ella nada inabarcable, imposible. Trabajo con elementos próximos, cercanos, familiares para todos. A partir de estos objetos creo contenidos poéticos que, más que pertenecer a lo cotidiano, lo transforman. Juego con ello como si tuviera la impresión de que se puede ir muy lejos, de que podemos salirnos de la línea y cuestionar el sentido común, todo aquello que hemos asumido y aprendido.
El valor de lo mínimo
-En su trabajo, la experiencia que ofrece es cercana a lo normal, al valor emocional de las cosas, a los momentos únicos. Proyectos que parecen centrados en hacer grande lo mínimo. ¿Por qué ese interés por lo banal?
-Me interesa ver potencia en cosas que aparentemente no tienen importancia. En relación a ello, la infancia es un momento increíble, porque todo se descubre y no hay nada banal, ya que lo banal y lo mágico están unidos. De hecho, para mí lo mágico no es otra cosa que la transformación de lo banal.
-Esa idea de fábula mágica siempre sobrevuela en sus obras. Su instalación en la Bienal de Venecia es, tal vez, la más clara al respecto, ya que alude directamente al cuento de Hansel y Gretel y, de nuevo, a la casa, al espacio doméstico. Háblenos de ese proyecto…
-El trabajo se llama La casa de Hansel y Gretel y fue pensado específicamente para la Bienal. Está situada en una pequeña casa que encontré en el Jardín de las Vírgenes. El cuento de Hansel y Gretel alude a la pérdida de la infancia y, de algún modo, al hambre y, más que reproducir la conocida fábula, esta obra gira entorno a los residuos de esa historia. Para ello, he utilizado la casa para construir tres estancias que hablan de tres momentos del relato. Un recorrido que, lejos de referenciar un mundo feliz, trata del deseo, la falta, del consumo y la miseria.
-Sus obras se componen tanto de vídeos, collages, esculturas, performances o instalaciones. ¿Qué lugar ocupa la fotografía?
-La fotografía es lo primero que me entusiasmó de la práctica artística. Usar la cámara fue como aprender a mirar de nuevo, me enseñó a fijarme en cosas que antes no veía y donde empecé a inventariar la manía por los objetos inútiles y los hábitos más cotidianos. Actualmente, hay algo más escultórico, ya que toco físicamente lo que fotografío, lo modifico. De hecho, hay una acción tras cada imagen y una forma de involucrarme en ella.
De traslado en el Botánico
-Este año participa de la edición de PHotoEspaña con una exposición llamada Traslado, en el Jardín Botánico. ¿En qué consiste?
-Traslado es el nombre de un vídeo en el que vacío literalmente una maleta llenísima de cosas, para luego entrar en ella. Trata sobre el dislocamiento, como si para emprender un verdadero viaje debiera dejar atrás muchas cosas, deshacerme de todos los trastos, de la acumulación que he construido entorno mío. Esta será la primera obra que el público encontrará en la exposición, que en total presenta 17 trabajos de diferentes momentos, que van desde 2002 a 2008.
-Asimismo, los juegos de escala y los títulos no son nada gratuitos. Todos sugieren cierta idea de invasión y desequilibrio y, sobre todo, de deriva…
-Los títulos son una parte importante del trabajo y aluden a una idea del mundo un poco perdido, pero que puede reinventarse. A cómo ciertas crisis pueden generar interesantes movimientos. Para mí, creer que lo tenemos todo bajo control revela, en realidad, nuestro desequilibrio.
-Así pues, ¿en qué modo el azar o el accidente son protagonista en sus proyectos?
-Mi trabajo tiene mucho de ambos. De azar, porque tengo la sensación de vivir en él y que comanda un poco mi vida. Mis obras también se mueven en sus aguas, como si ellos no me pertenecieran del todo, a veces incluso no me pertenecen nada, y ahí entra algo que para mí es una paradoja: la tensión entre el control y el descontrol. El papel del accidente actúa justamente en este sentido ya que, si por un lado me dejo llevar por la intuición, por otro intento buscar la mayor precisión, acercar el máximo el resultado a mi propósito.
-Aunque nació en Madrid, la ciudad brasileña de Belo Horizonte es, desde hace tiempo, su actual lugar de residencia y trabajo. ¿Qué aporta ese lugar a su trabajo?
-Brasil ha sido el lugar que me ha dado el apoyo para empezar y cuenta con un contexto cultural irreverente, original y libetario, sobre todo en la década de los 70, del que creo que participa mucho mi generación.