Image: Annie Leibovitz, mirando atrás

Image: Annie Leibovitz, mirando atrás

Arte

Annie Leibovitz, mirando atrás

La sala Alcalá 31 abre la mayor muestra de la fotógrafa vista en nuestro país: más de 200 imágenes que unen las celebridades más populares de la cultura americana con sus registros más familiares

18 junio, 2009 02:00

Annie Leibovitz, en la inauguración de la exposición. Foto: AFP

Bea Espejo
Dice Annie Leibovitz (Connecticut, 1947) que para ella hacer fotos es como bailar. Y, efectivamente, si algo caracteriza las más de 200 fotografías de la exposición que a partir de este jueves pueden visitarse en la sala Alcalá 31, es que todas parecen moverse bajo un mismo ritmo parco, casi estático. Siempre reposado y nostálgico como los tiempos en suspensión de un proyector de diapositivas. Un ritmo detenido que contrasta con el suyo de trabajo, frenético, que ha llevado a esta fotógrafa a ser el icono cultural más popular de Norteamérica.

El motivo es que no hay nadie que rechace el objetivo de su cámara que ilustra las portadas de revistas como Vanity Fair, Vogue, Allure y Rolling Stone habitualmente. No en vano, con más de 25 años de carrera a sus espaldas, sus retratos funcionan como catalizador de la cultura de las celebrities de fin de siglo. Y algunos de ellos los encontramos en la muestra: desde Robert de Niro, Leonardo Di Caprio, Agnes Martin y Jim Carrey a autorretratos de artistas como Tony Ousler, Matthew Barney y Richard Avedon. En la historia reciente queda el famoso retrato de John Lennon abrazado a su Yoko Ono un año antes de que éste falleciese, la imagen de Hillary Clinton en la Casa Blanca o la actriz Demi Moore desnuda y embarazada, éstas últimas fotos estrellas de la exposición. No es gratuito, de hecho, que se la considere la "fotógrafa de las mujeres".

Frente a la cara más popular de sus retratos de moda, Leibovitz ha incluido en la exposición muchos de sus fotografías familiares, los más desconocidos para el gran público y los primeros con los que empezó su carrera. Para ella, dice, no existe una vida privada y una profesional. "Todo forma parte de su vida." Y así lo deja patente el título d la muestra: Vida de una fotógrafa (1990-2005), que llega a Madrid tras pasar antes por Nueva York, Londres, Berlín o París.

Entre los instantes íntimos y espontáneos de su familia, las jornadas playeras de sus padres y hermanos o los retratos de sus hijas, están los momentos privados con Susan Sontag, su colección de escritos, sus viajes a Venecia, su paso por hospitales y tratamientos y finalmente, su muerte en 2004. También, su vida en pareja. Unas instantáneas que son, sin duda, las más sobrecogedoras de toda la exposición y el contrapunto perfecto para advertirnos que, frente a los rostros de las portadas de las revistas donde el tiempo parece inmutable, los ritmos cambian, constantemente, en cualquier coreografía cotidiana.