Image: Matthew Buckingham y el tiempo de las cerezas

Image: Matthew Buckingham y el tiempo de las cerezas

Arte

Matthew Buckingham y el tiempo de las cerezas

El Reina Sofía acoge una (quasi) retrospectiva del artista norteamericano en la que plasma su interés por cronometrar los instantes vitales

1 julio, 2009 02:00

Imagen de Everything I need.

Bea Espejo
Matthew Buckingham recurre al filósofo William James para dar respuesta al dilema de cuánto dura el presente. "Entre cuatro y doce segundos", afirma. ése es el intervalo temporal con que el artista insta al espectador para reflexionar sobre algo tan predecible como escurridizo como el tiempo, tema base de todos sus trabajos, y lo hace con ironía (sus vídeos duran bastante más de doce segundos) y mediante una relación abierta, que invita a la espera, la observación o a la anticipación.

Ahora el Museo Reina Sofía cierra su temporada de exposiciones con Representaciones del tiempo, la primera individual del artista americano que, sin ser retrospectiva, reúne gran parte de sus fotografías, vídeos, instalaciones y esculturas. Un conjunto críptico y complejo, tanto como la tarea de cronometrar un instante, donde el artista intenta plasmar experiencias temporales distintas relacionándolas con otros conceptos como la memoria, los lugares o la narración para así empujar al espectador a una reflexión profunda sobre la diferencia entre el Tiempo Universal (haciendo referencia al término adoptado en el siglo XIX para distinguir la escala temporal de 24 horas solares gracias a la que el mundo funciona y puede organizarse) y el Tiempo Real, el que cada uno percibe personalmente.

Likeness es un ejemplo, una instalación en la que el artista, a partir de un retrato de un perro de Velásquez, abre un debate entorno al tiempo psicológico que surge entre el pintor de un retrato, el retratado y el espectador que lo observa en tiempos reales completamente distintos y, pesar de ello, se genera un tiempo común entre los tres. Sutil es el marco temporal de piezas como Everything I need, donde el artista nos traslada a la psique de Charlotte Wolf y a un viaje de Berlín a Londres recordando un amor de adolescencia. Lejos de ver imágenes de las amantes, dos pantallas retratan el interior del avión junto a frases que delatan su afecto por Lisa.

Además Buckingham ha realizado una obra expresamente para esta exposición en el Reina Sofía, titulada Celeritas en la que, esta vez es la velocidad de la luz la que inicia la reflexión sobre el tiempo a través de una frase proyectada sobre una pizarra en la que se cronometran los minutos y segundos que la luz viaja hasta que ilumina lo que vemos. Por último la exposición se completa con una obra que interviene en el espacio público fuera del edifico del museo, titulada Detour, que se ha colocado en una de las vallas publicitarias de la estación de metro de Opera y en ella que se presenta una fecha y una dirección web (dentro de la web del Reina Sofía) tentando la curiosidad de los viandantes para descubrir lo que esconde esta obra.

En sí, un álbum de historias que rozan lo atemporal donde el tiempo es una construcción subjetiva que dura tanto como la temporada de cerezas. Una corta pero cíclica vida.