Image: Pablo Márquez

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Arte

Pablo Márquez

22 enero, 2010 01:00

Lucas, 2009

Galería Evelyn Botella. Mejía Lequerica, 12. Madrid. Hasta finales de febrero. De 3.000 a 9.000 E.


La obra de Pablo Márquez (Madrid, 1957) está marcada por el siglo XX en su vertiente de desfile de terror y cerco de lo inmoral, esencialmente por el periodo que va de la revolución rusa a la segunda guerra. Se trata de un interés donde casi se pueden apreciar signos de fijación y que debe tener algo de gusto por su estética clara, innovadora y trasnochada a la vez, pero sobre todo por su carácter de colisión y degradación de la cultura. Así, había reflexionado sobre el momento nazi en Weltanschauun, exposición que, más allá, buscaba diseccionar las relaciones entre los momentos históricos y la identidad personal, entre la política y la cultura y la moral y la psicología. Y en otras ocasiones ha buscado entre los pliegues de los fenómenos destructivos, tanto naturales como provocados por el homo sapiens. En esta individual se fija en las vidas de tres de los poetas esenciales del siglo XX ruso, Osip Mandelstam, Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, y en cómo su vida (y, por tanto, su obra) se desenvolvió bajo la amenaza del estalinismo. El conjunto consiste en fotografías en blanco y negro que reconstruyen las figuras de los tres poetas, flanqueadas por otras donde se puede ver un desolado paisaje nevado o un perro mirando a cámara bajo la atenta mirada de las imágenes de decenas de presos políticos de Stalin. Junto a ellas, conjuntos de objetos donde una antigua carta rescatada articula una especie de altar sagrado o el supuesto relicario del dictador soviético con su imagen rodeada por varias balas doradas. Un hermoso ejercicio de memoria y resignificación estética.