Imagen del Chillida-Leku. Foto: Iñaki Andrés.

El cierre del museo Chillida Leku está próximo. Con el comienzo del nuevo año sus puertas quedarán cerradas al público. Sólo diez años de andadura a su espalda, desde que lo inauguraron los reyes en el 2000. Los sucesivos desencuentros entre las instituciones públicas y los herederos del escultor han provocado esta pésima noticia para la cultura española. Estos últimos se han acercado este viernes a la galería de Juana de Aizpuru, que ha organizado una exposición sobre el artista vasco.

Aprovechando su visita a Madrid, ELCULTURAL.es ha conversado con Ignacio Chillida, hijo del escultor y uno de los máximos responsables del museo. La impresión tras charlar con él es que la situación es grave, sí, tanto como para tener que echar el cierre, pero que aún hay varias vías abiertas que pueden desembocar en una futura reapertura.

De entrada reconoce que "el museo nunca ha ganado un céntimo". "Igual que sucede -quita hierro- con todos los museos del mundo; ninguno es rentable: sus gastos siempre superan a sus ingresos". Pero según Ignacio Chillida no se puede perder la perspectiva por tal circunstancia: "Que no generen ingresos económicos no tiene nada que ver con el éxito. El Chillida Leku es el museo más visitado de Guipúzcoa y el tercero del País Vasco". En esa popularidad basan sus reclamaciones de ayudas públicas. Sin embargo, ha sido imposible llegar a un acuerdo: ni con el ayuntamiento de San Sebastián, ni con la Diputación, ni con el Gobierno Vasco...

"Tampoco con el ministerio", deja apuntado Ignacio Chillida, ampliando el espectro de las administraciones pública que deberían tomar cartas en el asunto. Aunque advierte que ellos no van a ponerse en contacto con González-Sinde: "Eso es algo que no nos corresponde. Las distintas administraciones territoriales son las que deben buscar soluciones y establecer sus relaciones".

La familia Chillida no arroja la toalla. En el horizonte la esperanza de una reapertura no suena a utopía sino a hipótesis no descartable. "Las negociaciones no están cerradas", explica. Con todo, echar el cerrojo al centro ubicado en la finca Zabalga ha sido "inevitable". "Llevamos años en una situación muy difícil y ya no podíamos aguantar más". El museo, sin embargo, seguirá con su labor de difusión de la obra de Chillida ("aquí estamos por ejemplo hoy en la galería Juana de Aizpuru") y de conservación de su patrimonio.