Antón Cabaleiro: The Empire State Eassys. Eassy #3, 2010 (Galería Marisa Marimón)

ARCO ocupaba en solitario el pequeño e incipiente espacio del coleccionismo de arte en España cuando en 1993, hace ya 20 años, nacía Estampa, entonces un Salón del Grabado que ha ido adaptándose a la creación y adecuándose a la demanda del comprador español. Una feria que "ha sido capaz de actualizarse año tras año con el reto de estar siempre al lado de las inquietudes de creadores, galerías y público, que es a quienes nos debemos", explica el director de la feria, José María de Francisco. Ahora, dos décadas después, el grabado es sólo una pequeña parte de una feria dedicada al arte múltiple que, sin duda, ha sabido reinventarse.

La máxima está clara: todo arte susceptible de ser editado tiene cabida en Estampa por lo que sus posibilidades son casi ilimitadas. "Es difícil ver abstracción pura -explica el director-, las cosas hoy tienen que tener contenido y el soporte está al servicio de la idea, el arte como lenguaje específico que comunica problemas específicos para la gente de hoy". Y el peso lo lleva todo lo que tiene que ver con la imagen: "Lo que ahora decodifican y entienden los nuevos públicos son las imágenes que proceden de la publicidad, el cine, el vídeo, que compite velozmente con las técnicas más tradicionales".

De la Nave 16 a la Cineteca

Y la celebración de esta edición especial en Matadero ha ayudado a construir esta nueva imagen. Las imponentes naves de Legazpi se abren este año por primera vez a Estampa. No sólo al programa general, en el que participan 50 galerías, mayoritariamente españolas, que han encontrado su espacio en la Nave 16. También a la conferencia que pronunciará el fotógrafo Martin Parr en el Taller de Matadero; a los diseñadores del programa Design Partners en la Central del Diseño; a los talleres dedicados a la iniciación en el coleccionismo de cómic y a la ilustración en la Casa del Lector; al arte sonoro en la Nave de la Música; al vídeo internacional de Transitopías y al vídeo de animación de ¡Se mueve! en la Cineteca.

Un cambio de sede, de Ifema al céntrico barrio de Embajadores, que responde también a la idea de actualización que ya se vislumbró en la pasada edición y que este año ha tomado fuerza: el evento avanza hacia un nuevo modelo de feria, un híbrido entre una feria al uso y un festival o acontecimiento cultural. "Hasta los galeristas más veteranos estaban cansados de Ifema. Necesitamos estar en la ciudad, en contacto con la genta, con la calle. Ahora no se puede hacer una feria de mercado fría, técnica. Vender y comprar cultura necesita un entorno que se dedique a la cultura. Aquí nunca ha habido un mercado potente, estos años pasados estábamos disimulando, y ahora hay que impulsar el coleccionismo de nuevo, volver a crear el consumo de cultura, que sea algo más que puede elegir el ciudadano. Y para eso hay que estar cerca. Hay que impulsar el apoyo del ciudadano a la cultura a través de la compra", explica De Francisco.

Rebajas y ayudas

Todo esto en un año que el propio director reconoce ha sido complicado. Estampa ha rebajado los precios a los expositores un 40 por ciento (este año el stand del programa general cuesta 150 euros el metro cuadrado), "y también las galerías han adecuado sus precios a la realidad", asegura. En cuanto al presupuesto y la financiación, a pesar de haberse reducido las ayudas públicas en un 80 por ciento, el acuerdo de coproducción con Matadero ha sido muy ventajoso. "Se trata de ir juntos en esta relación de interés mutuo. Espero que se den las condiciones para repetir el próximo año", dice el director seguro de que la feria aporta otro tipo de público al habitual de las naves de Legazpi.

Y de cara al futuro, por supuesto, la internacionalización, pero, "de momento, ya estamos haciendo mucho si sujetamos nuestro mercado nacional, es difícil que ahora mismo venga alguien aquí a vender sin salir frustrado. No hay que tener prisa, hay que cimentar nuestro mercado, que es casi una ilusión".