Image: En el alma de Picasso

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Arte

En el alma de Picasso

El Museo Picasso inaugura en Barcelona la primera exposición que explora el género del autorretrato en la obra del malagueño

31 mayo, 2013 02:00

Dos autorretratos de Picasso. A la izquierda el de 1906 (Metropolitan Museum of Art, Nueva York) y, a la derecha, de 1972 (Colección particular, Tokio)


El Museo Picasso inaugura en Barcelona la primera exposición que explora el género del autorretrato en la obra del malagueño. Yo Picasso. Autorretratos recorre 77 años en la vida del genio resumidos en 90 obras que provienen del MoMA de nueva York, la National Gallery de Washington, el Metropolitan o la Národní Galerie de Praga, así como un importante conjunto de la familia Picasso.


Parece mentira, pero, a pesar de la inflación de muestras sobre Picasso que se han celebrado en los últimos años, nunca antes una exposición había abordado el género del autorretrato en Picasso de forma monográfica. Eso llevo a los especialistas Eduard Vallès e Isabel Cendoya, coordinadora de exposiciones en el Museo Picasso de Barcelona, a plantearse este proyecto que, tras tres años de trabajo e investigación, ahora se abre al público: Yo Picasso. Autorretratos.

90 obras, entre óleos, dibujos, fotografías y dibujos (hay incluso un carnet del pintor) procedentes de las más importantes colecciones públicas poseedoras de obras del malagueño, desde el MoMA o el Metropolitan de Nueva York a la National Gallery de Washington, colecciones privadas y, como no podía ser de otro modo, la familia Picasso. "Seis de los principales miembros de la familia han prestado piezas -explica Vallès-. Y esto ha sido fundamental para la muestra ya que dado el carácter íntimo del propio género y que Picasso no había tenido la necesidad de venderlos, había importantes autorretratos repartidos entre sus herederos y que ahora podemos ver reunidos aquí".

La exposición dibuja una secuencia, una panorámica de los retratos y representaciones que Picasso hizo de sí mismo que no existía hasta ahora. Un recorrido por el rostro del maestro que permite analizar toda su vida artística -hay obras realizadas entre los 14 y los 91 años-, desde su juventud a su vejez: la evolución desde el joven Picasso, el más académico, al periodo azul, al cubismo… Aunque no en todos estos períodos podemos hablar de autorretrato en el más estricto sentido del término. "En realidad Picasso abandona el autorretrato precisamente en su etapa cubista, a partir de 1907, año de Las señoritas de Avignon. De esa época lo que nos llegan son sobre todo fotografías que él mismo se hace", dice el comisario.


El pintor y su modelo I, 1963 (Colección Novagalicia Banco)

El autorretrato escondido

Aunque en 1917 recupera momentáneamente el autorretrato, será sólo hasta 1921, a partir de ese año se convierte en un género ocasional que deja paso, sin embargo, a diferentes tipologías de autorrepresentación. La presencia de Picasso será entonces como una sombra que vemos proyectarse en muchas de sus obras -como en la que aparece sobre la figura de su mujer, Fraçoise, que acaba de abandonarle: La sombra sobre la mujer, de 1953-; un guiño, una figura con su clásica camiseta de rayas o un pintor calvo y con ojos grandotes. Un perfil sombreado confrontado con figuras monstruosas de cariz surrealista que, en ocasiones, era su propia esposa, o su alter ego enfatizado en la serie dedicada al pintor y la modelo. "Correlatos biográficos", argumenta Vallès, que explica que Picasso recuperará el autorretrato clásico en al final de su vida, ya en los años 60 y principios de los 70, quizá como balance final de su propia trayectoria.

Pero la lectura no puede hacerse sólo en clave cronológica y temática. "La obra de Picasso es de raíz autobiográfica y sus autorretratos nos dan mucha información sobre el artista por lo que la muestra puede ser leída en clave vital, como un recorrido, también, por la aventura humana", justifica Eduard Vallès. Y así se nos desvela el muchacho bohemio que quería triunfar en el mundo del arte; el joven que visita los burdeles de Barcelona, el Picasso que va a París y se autorretrata con un sombrero de copa y un grupo de chicas; el que tiene problemas de mujer o el hombre maduro y mayor que se enfrenta al paso del tiempo -Autorretrato de 1972. "Una lectura humana que acompaña a la lectura formal".

Y, claro, una mirada más profunda, directa a sus enormes ojos, llega incluso a mostrarnos qué esconde Picasso de su propia personalidad en estas obras: "Una personalidad con una gran necesidad de enfatizar su ego. Algunas obras de 1901, cuando tenía sólo 20 años, las firma con un YO en la parte superior, una forma de reivindicarse cuando todavía era un artista desconocido. En cambio a medida que va evolucionando y consolidando su carrera va olvidando su autorretrato y empieza a alterar su imagen". En este sentido y según el comisario, quizá sea el autorretrato del MoMA realizado en 1901 uno de los que mejor muestra el enorme ego del artista. Y aquel con sombrero de copa, caracterizado como si se tratase de un personaje de su admirado amigo Toulouse-Lautrec, sería ejemplo de que, también en los autorretratos, Picasso era un caníbal.