Image: En la Universidad de Goya

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Arte

En la Universidad de Goya

20 junio, 2013 02:00

Manuel Mena frente a La nevada una de sus pinturas favoritas de Goya

El Museo del Prado presenta su Cátedra dedicada a Goya e impartida por la conservadora y especialista en el pintor Manuela Mena

Es sin duda la mayor experta en Goya. Manuela Mena lleva trabajando en las pinturas del pintor desde que llegó al Prado en 1980, y seguramente antes. No es de extrañar que hace dos años el director adjunto de Conservación e Investigación Gabriele Finaldi le encomendase la preparación de esta Cátedra dedicada a la vida y la obra de uno de nuestros artistas más grandes. Como ha dicho la conservadora, "ha llegado el momento de abordar a Goya". Y está dispuesta a hacerlo con todas sus consecuencias: "Por diversos motivos no siempre la historiografía ha sido clara. En el Romanticismo se exageró por un lado su actitud de pintor nacional, de artista-torero y, por otro, su relación con el mundo de las brujas. Hay que considerar todo esto y rebajar la tensión sobre el artista. Ver si era un revolucionario o todo lo contrario, si era fiel servidor de Godoy o todo lo contrario…".

Sabedora de la polémica que levanta el asunto de las atribuciones, no ha querido Mena obviar el tema que también se abordará en la Cátedra. De momento, en el encuentro mantenido con la prensa para presentar el curso ha sido muy clara: "Todo Goya está muy bien documentado y en eso basamos sobre todo las atribuciones, pero hay un 10 por ciento de los cuadros que se le atribuyen en museos de todo el mundo que no pueden ser suyos". En este sentido ha recordado el trabajo de investigación del Metropolitan de Nueva York que, en 1996, presentó ya dudas sobre algunas obras, si bien es cierto que no todos los museos quieren hacerlo. Sabe que las decisiones que toma no son siempre bien acogidas (no hay más que recordar la polémica de El Coloso) pero se ha mostrado tajante: "Cargan contra mí no contra la Institución así que no me importa que me ataquen".

Ya estamos avisados. Dicho esto, empieza el singular recorrido organizado por el museo para adentrarnos en los mejores cuadros del aragonés. Finaldi nos pone en situación: el Prado atesora más de 1.000 obras de Goya, entre pinturas, dibujos, estampas y cartas. Estamos en la tercera planta del edificio Villanueva, en las salas de los cartones para tapices: "El museo está investigando estas obras, es un trabajo que se va a demorar años. Yo ya no estaré aquí. Y en eso también consiste esta Cátedra, el traspasar nuestros conocimientos a los investigadores que vienen detrás". Ante La riña en la Venta Nueva, uno de los cartones más grandes, Mena centra nuestra atención en el personaje central, una figura de corte clásico, estaca en mano, amenazante... La violencia irracional del ser humano que marca la obra de Goya ya está aquí implícita.


La riña en la Venta Nueva de Goya (1777)

De El cacharrero a La boda, el último de los cartones que se ha restaurado, que Goya pinta ya enfermo. "Vemos los matices para ajustar distancias, las tensiones, el colorido, lo que pasa detrás, en segundo término, el tema social del matrimonio por dinero…". Antes de seguir paramos ante La nevada, una de las obras de Goya favoritas de la conservadora, "una maravilla desde el punto de vista técnico".

Retratos de corte

Bajamos a la segunda planta. Es la parte central de la colección de Goya en el Prado: los retratos. Aquí están la Marquesa de Santa Cruz, Jovellanos, la Condesa de Chinchón. "Casada con Godoy, su retrato está en un estado de conservación perfecto. Aquí se ve la influencia de Velázquez, su capacidad espacial, sus conocimientos de geometría y matemáticas, imprescindibles para pintar como él lo hacía". Y pasamos por delante de Las Majas y nos recuerda el libro que publicó hace unos años en el que, entre otras cosas, aclaraciones sobre los supuestos amoríos del pintor con la Duquesa de Alba. "Por lo que sabemos sus coqueteos eran de alta alcurnia. Además Goya estaba ya muy mayor cuando pinta a la Duquesa. Si tuvo algo fue con Godoy y es probable que fuera él el destinatario de estos dos cuadros", explica mena. Sin duda los más populares del pintor a tenor también de la cantidad de gente que hay admirándolos. "Significan además un importante avance en la representación femenina y, por otro lado, recogen la herencia de las Venus". Nada comparado, de todos modos, con la admiración que suscita su famosa Familia de Carlos IV donde siquiera podernos pararnos.

El retrato de La Reina María Luisa con tontillo está recién restaurado y Manuel Mena nos lo muestra orgullosa. La luz, tan especial en Goya, que la trabaja desde la preparación de los fondos, es aquí algo especial. Nos dirige la directora de Cátedra hacia los bordados dorados del vestido para que apreciemos como cada uno recibe la iluminación de un modo según su situación ante la fuente de luz. "Realmente increíble", admite. La obra temprana de los Duques de Osuna, benefactores de Goya durante un tiempo, también están ahí. "Es un legado al museo y está como recién salida de los pinceles de Goya. Lo cierto es que el estado de conservación de los goyas del Prado no podía ser mejor, se ha avanzado mucho en la restauración", explica.


La maja desnuda de Goya (1795 - 1800)

Vemos ya la que es la primera obra documentada de Goya: Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes, y Manuela Mena puede vislumbrar en ella los intereses de Goya, joven y aprendiz, cuando se marcha a Italia, los intereses del mundo clásico que él trasformará. Y, por fin, los impresionantes Fusilamientos, imponentes tras su restauración en 2008. Y de nuevo la violencia irracional, del pueblo contra los mamelucos primero y de los franceses contra los españoles, después. "Sólo los caballos nos miran- dice Mena- asustados, como diciendo, 'hasta dónde van a llegar'".

Desmontando el Coloso

La sala dedicada a las Pinturas negras es otra de las paradas obligadas. Pintadas al óleo directamente en la casa que dejó a su hijo y a su nieto, el conservador del Prado Martínez Cubells las "arrancó" literalmente hacia 1870 para venderlas en París por orden de los nuevos dueños. No lo consiguió y acabaron ene Prado. "En este caso la conservación es muy delicada y seguimos investigando sobre ellas, sobre su significado político y social. Yo creo que, de nuevo, son estudios de comportamiento del ser humano que tanto preocupaba a Goya", admite.

Acabamos el recorrido con la última que pintó el aragonés: en mayo de 1827 retrató a Juan Bautista de Muguiro con inscripción incluida, algo que también distingue a Goya de sus contemporáneos. Pero antes de cerrar el círculo no podemos no detenernos ante El Coloso que tanta polémica suscitó y que dejó de ser de Goya. La luz, la perspectiva torpe, las pobres nubes cuando Goya era un experto meteorólogo, las figuras cortadas, el fondo sucio y, sobre todo, el hecho de que bajo la pintura que vemos hay hasta tres gigantes corregidos que el pintor lo logró terminar. "El pintor de este Coloso no sabe pintar. No puede ser de Goya", concluye.

La Cátedra se desarrollará en el Centro de Estudios del museo (Casón del Buen Retiro) a partir del jueves 17 de octubre y hasta finales de noviembre. Siete conferencias y otros tantos seminarios convertirán al Prado durante algo más de un mes en la Universidad de Goya. El plazo de inscripción ya está abierto.